jueves, 3 de enero de 2013
ITUCI SIGLO XXI. Éramos pocos y parió la abuela. Gas/Fracking: de pizarra, de esquistos o shale.
Éramos pocos y parió la abuela.
Dicho o refrán español que se utiliza en situaciones en las que, si no había ya suficientes cosas que funcionasen mal hasta ese momento, de repente llega otra cosa más grave aún.
Una nueva agresión a la Naturaleza, al Planeta está en marcha por parte del SC (Sistema de Control). El nombre es Fracking (acepción cursi en inglés), o Fractura Hidraúlica Horizontal (en nuestra lengua). Es una tecnología para extraer gas de la tierra, de forma alternativa a los yacimientos naturales, pero que supone una tremenda agresión a la Naturaleza, al Planeta y a todos sus Habitantes.
El objetivo es doble: económico desde la perspectiva del capitalismo más salvaje en la consecución de la obtención de los mayores beneficios en el menor tiempo posible; y geopolítico, al incidir negativmente sobre las regiones en que se encuentran los paises exportadores.
¿En qué consiste la fractura hidráulica horizontal o fracking?
La fractura hidráulica consiste en hacer una perforación vertical hasta la capa de pizarra. A esta perforación se le pone un tubo de acero con recubrimiento de cemento, y una vez se llega a la pizarra se vuelve la perforación horizontal, a través de la capa de pizarra.
Esta peforación horizontal tiene una media de un kilómetro y medio de longitud, aunque puede llegar hasta los 3 km.
Una vez en la capa de pizarra se utilizan explosivos para provocar pequeñas fracturas. Una vez provocadas estas fracturas se inyectan, por etapas, miles de toneladas de agua a muy alta presión, mezclados con arena y aditivos químicos.
Este agua a presión fractura la roca liberando el gas que luego, junto con el agua, el arena y los aditivos retorna en parte a la superficie (retorna entre un 15 y un 80% del fluido inyectado) el resto contamina los acuíferos, las capas freáticas y entra en el ciclo de consumo humano y demás seres del Planeta.
El pozo se va fracturando entre 8 y 12 etapas, con lo cual el conducto sufre unos cambios de presión muy grandes con el consiguiente peligro de quiebra del revestimiento de cemento.
Entre los aditivos químicos utilizados se encuentran benzenos, xilenos, cianuros, hasta llegar a unas 500 sustancias químicas entre las que se encuentran elementos cancerígenos y mutagénicos.
El fluido de retorno también trae a la superficie otras sustancias que pueden contener estas capas de pizarra. Es muy común que estas rocas contengan metales pesados (mercurio, plomo…), así como radón, radio o uranio, ambos elementos radiactivos que llegan a la superficie cuando previamente no estaban allí.
Ya tienen el gas a disposición del mercado. Las consecuencias poco importan. En muy poco tiempo EE.UU. está produciendo de esta forma la misma cantidad que Rusia de la extracción de yacimientos naturales. En España ya están haciendo pruebas.
Bajo esta actividad se esconde una de las mayores agresiones que se pueden perpretar contra el medio ambiente. Normalmente, se traduce al idioma español como fracturación hidráulica (del inglés, hydraulic fracturing). Pero expliquemos más a fondo en qué consiste exactamente el fracking y por qué es tan dañino para el medio ambiente?
El fracking es una técnica que permite mejorar la extracción de gas, que se ha extendido también en la de petróleo del subsuelo. Para ello, se inyecta a presión algún material en ese suelo, de modo que las fracturas que ya existen en las rocas del interior de la tierra aumenten y liberen el gas o el petróleo, que saldrá hacia el exterior. Lo que se inyecta, normalmente, es agua con arena, aunque también se puede usar algún tipo de espuma o gases.
Ante la demonización del petróleo, cada vez se consume más gas natural (ya que emite menos gases de efecto invernadero). Pero en la extracción de éste se usa a menudo la técnica del fracking, lo que destroza paisajes por muchas zonas del planeta. Las empresas buscan desesperadas yacimientos de gas natural para no quedarse sin negocio. Algunas de estas reservas con casi inaccesibles. Es en estos casos cuando se recurre al fracking.
En Estados Unidos se ha usado mucho y ha sido cuestionado por diversos estudios, que señalan, no sólo su impacto medioambiental, sino también el peligro que supone para la salud.
El sistema utiliza varios miles de litros de agua (lo que ya de por sí es una aberración ecológica) que, además, se mezclan con productos químicos y arena. Ese compuesto se inyecta a alta presión en los yacimientos encerrados en la roca densa del subsuelo y liberar el gas natural. Esos compuestos químicos, que rompen o diluyen la roca, contaminan el terreno y los acuíferos subterráneos. Varios estudios científicos lo confirman (uno elaborado por investigadores de la Universidad de Duke, otro realizado por la Universidad de Cornell). Además de la contaminación, el fracking produce gases de efecto invernadero, sobre todo, metano, más dañino para el cambio climático que el CO2.
Por último, se utilizan sustancias tóxicas como el benceno, el plomo y otros productos químicos que han sido catalogados como cancerígenos.
Se calcula que la técnica del fracking se usa ya en el 60% de los pozos de extracción que están abiertos en la actualidad.
Hay que estar atentos al aumento de esta actividad propia de multinacionales, del SC, y al nacimiento de asociaciones ecologistas creadas ex profeso.
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