Analfabetismo espiritual... (1)Analfabetismo espiritual... (2)
LA DESCRIPCIÓN DEL
SISTEMA DE CONTROL (EN LO OCULTO)
Antes de hablar de las características que
conforman el escenario oculto del Sistema de Control, debo decir que –dentro de
la generalidad occidental- hay dos modos de enfocar lo que ocurre más allá del
mundo físico:
A) Están los que defienden que tras la cortina
sólo está Dios Omnipotente.
B) Luego tenemos a los no creyentes, que
consideran que más allá de la cortina está la nada, y que no existe
continuidad.
Precisemos que hay una perspectiva que no es
nada nueva (posiblemente casa con la visión que tenían los
gnósticos) y
que es la que complementa a la que aquí vamos a desarrollar. Esa perspectiva nos
dice que más allá de los límites de la materia hay un conflicto entre dos
fuerzas cósmicas opuestas, de la cual nuestra dimensión es un espejo, un tablero
de ajedrez a gran escala.
A decir verdad, los textos de las tres grandes
religiones monoteístas sí describen la existencia de -al menos- un ente opuesto
a la voluntad del Dios creador (que aquí no consideraré en los términos
religiosos usuales, sino como una fuente de evolución); pero en el día a
día del creyente, mientras no exista extraordinaria manifestación de ese
adversario de Dios, éste se considera fuera de su influencia.
En la cultura religiosa residual que todos
compartimos o hemos compartido, el racionalismo iría más allá y exigiría pruebas
irrefutables, tales como el tridente o una grabación en directo del señor de los
cuernos haciendo sus fechorías… (¡Qué mal ha hecho en nuestras mentes una
imaginería que debía ser entendida alegóricamente!.)
La Realidad Oculta del Sistema de Control –la
punta del iceberg que se nos muestra- entraña toda una serie de manifestaciones
que van más allá de lo estrictamente humano, la incidencia de lo cósmico (mejor
dicho, transdimensional) sobre esta dimensión. Esa incidencia se divide en
dos: 1) la participación del cosmos
evolutivo (la denominada Fuente Creadora) sobre nuestra psique predispuesta,
conduciendo a la materialización de la conciencia (80 %, masculina, emisora,
intelectual); 2) la injerencia de
inteligencias suprahumanas sobre la humanidad, mediante las estructuras mismas
del Sistema de Control, amén de extraordinarias apariciones ocasionales, tales
como las llamadas ‘apariciones marianas’ o los encuentros con
alienígenas.
Injerencia ésta que se concreta en términos de
hostilidad sutil, no evidente salvo en determinadas ocasiones, como en los casos
de abducciones.
La influencia del cosmos evolutivo se
concretaría en el estímulo que reciben las mentes tendientes a la emancipación,
respecto del Sistema de Control. La correspondencia a dicho llamado conduce a la
integración del individuo (alma,
20 %, emocional, receptivo, femenino), del patito feo,
en
la corriente de la evolución, a través del ejercicio de la conciencia (
80 %). La Realidad Oculta es el extremo-origen que da forma a
la Realidad Evidente (que ya vimos aquí), el extremo-consecuencia.
Como se puede advertir, me posiciono -sin
ambigüedad alguna- sobre la premisa de que el origen de la historia humana está
en esa Realidad Oculta; y que la Realidad Evidente (el
Sistema de Control físico) -la estructura carcelaria en la que
corremos como descerebradas ratas enjauladas- no es sino la consecuencia, el
diseño de unas inteligencias (que no sabidurías) que nos monitorean.
Dicho esto, he de añadir que el patito feo, el
individuo (20 %) que se sabe responsable de reinstaurar el cordón que lo unía al
cosmos evolutivo (mediante su 80 %), tiene el solemne cometido de advertir cómo
se concreta (en lo energético y lo material) esa cadena que lo ata a la
ignorancia, para destruirla con paciencia, eslabón a
eslabón.
Consiguientemente, se precisa voluntad por su parte para identificar
las fuentes que influyen sobre su psique e inspiran la actitud -frente a la
vida-, que más conviene a esos supuestos seres hostiles. Acompañando a esa
voluntad debe ir el esfuerzo constante por cerrar las vías (proceso de
descondicionamiento) que permiten el acceso de las fuerzas involutivas a su
vida.
Cuando he hablado sobre la necesidad de asumir
que la realidad nos es desconocida, y que existían fenómenos que habían
sido excluidos de la composición de la misma, me refería precisamente a esto, al
intervencionismo cósmico. Esa asunción implica la tarea de analizar, más allá
del discurso racionalista que impera desde la oficialidad (y el religioso de
algunos sectores), el hecho irrefutable: existe una inteligencia suprahumana que
opera sobre nuestro plano evidente de la realidad.
Esos hechos
extraordinarios que se producen en todo el orbe –desde que el mundo es mundo-
son la punta del iceberg de esa Realidad Oculta. Y, puesto que no podemos llevar
hasta un laboratorio el bloque completo de hielo -ni tan siquiera esa ínfima
parte emergente que se manifiesta todos los días-, debemos tratar de realizar un
estudio intelectual de aquello que efímera y fugazmente se exhibe. Al menos
concluiremos que el fenómeno es real y no fruto de mentes perturbadas. No todos
los testigos mienten. No todos los testimonios son consecuencia de una
confusión. Y todo el que ha dirigido su interés hacia el tema lo sabe con
certeza.
El sujeto interesado por comprender la
composición de la realidad (la Evidente y la Oculta) se tendrá que enfrentar con
dos centinelas del Sistema de Control. El primero protege la religión, y su
cometido es imprimir en la mente de todos los esclavos lo siguiente:
Cuestionar las bases mismas de la religión es atentar contra la fe de las
gentes. No te atrevas a ser crítico con asuntos tan sagrados.
El segundo
centinela protege el fenómeno de la inteligencia sobrehumana (en el ámbito ovni)
de un modo muy diferente, directamente opuesto: Los objetos volantes no
identificados son patrañas que no merecen ser estudiadas. Escucha el testimonio
de un encuentro con aliens, y verás que el fenómeno es un absurdo.
Premeditadamente absurdo, para que la ciencia no meta en él sus narices, y
descubra su veracidad. De este modo, incluyendo el ingrediente ‘absurdo’, el
fenómeno se protege a sí mismo. Magnífica estrategia.
Como se puede observar, la inteligencia
sobrehumana que se manifiesta en la religión está blindada, gracias al halo
sacrosanto que las masas han convenido otorgarle. Mientras que, los ingredientes
ridículos que se muestran en el fenómeno ovni (como en breve veremos) evitan el
acceso serio de la comunidad científica oficial, que no quiere ver comprometido
su prestigio en tales asuntos.
LOS INDICIOS
CULTURALES DEL INTERVECIONISMO
Actualmente los indicios muestran a seres
tecnológicamente más evolucionados que el humano, pero con una conducta que
evidencia inmovilismo respecto a la evolución. Hay quienes justifican dicho
proceder comparando a esos entes con observadores científicos que no se permiten
interactuar con las criaturas observadas. Quienes así opinan desconocen que el
comportamiento aparentemente indiferente de esas inteligencias tiene precedentes
en el pasado, cuando el ser humano no consideraba la existencia de
extraterrestres sino de elfos, ángeles, duendes. Sí, esas criaturas mitológicas
–en ocasiones- también actuaban de ese modo.
Las
abducciones (secuestros de humanos por parte de aliens)
actuales se asemejan a los raptos mitológicos. La presencia de seres voladores
que se reportan en el siglo pasado y el
actual ya era conocida siglos atrás. Los encuentros sexuales
entre supuestos extraterrestres y humanos no son una novedad. En el pasado otras
criaturas sobrehumanas eran conocidas por practicar con humanos sexo no
consentido. Entonces se les llamaba demonios, pero hoy bajan de un artilugio
aparentemente espacial.
Desde hace siglos se han observado objetos
volantes con forma de plato o vasija: El 27 de octubre del año 1180, en la
provincia de Kii, Japón, causa revuelo la aparición en los cielos, tras la
Montaña Fukuhara, de un objeto con forma de vasija de arcilla cocida que realiza
maniobras de cambio de dirección. De nuevo en Japón, 24 de septiembre del año
1235, el shogun (general) Kujó Yoritsune está junto a su ejército cuando se
observa en los cielos de medianoche el movimiento errático y veloz de unas bolas
luminosas. El evento se prolongó hasta el amanecer. Yoritsune pidió respuestas a
sus hombres, suponemos que a aquellos con algún mínimo conocimiento en la
interpretación de eventos celestes. ‘Sólo es el viento, que hace que las
estrellas se muevan’, le dijeron. (Ambos ejemplos aparecen en la obra
Pasaporte a Magonia, Jacques Vallée, Plaza & Janes, 1972)
Numerosas tradiciones alrededor de todo el
globo terrestre nos hablan de intervencionismo cósmico. No hemos de irnos muy
lejos para advertir la presencia de esa intromisión en la cultura occidental. En
la Torah hebrea -la cual da forma a parte del Antiguo Testamento de la Biblia
cristiana-, texto que es considerado sagrado por las tres grandes religiones
monoteístas (unos 3.500 millones de personas), se menciona la actuación de entes
sobrehumanos que se relacionan con el hombre, tanto benéfica como
nocivamente.
Tal es así que en Génesis 6:1-5 se nos dice que
algunos de esos seres mantuvieron relaciones sexuales con las mujeres, hecho que
también se deja entrever en la fábula de la mordida de la manzana por parte de
Eva: ‘Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos
y seréis como dioses sabiendo del bien y el mal’ (Génesis 3:5). Este
relato bíblico tiene su origen en la cultura sumeria –cuya literatura es la más
antigua del mundo-, la cual los hebreos habrían conocido durante el período de
Cautiverio de Babilonia (siglo VI a.C.).
En el texto se nos cuenta cómo unos
entes no terrestres (la Serpiente bíblica), en contra de lo designado por una
autoridad superior (la cual había dispuesto un determinado proceso evolutivo,
antes de permitir la libre expansión de los humanos creados) se rebelan contra
sus designios e intervienen sobre Adán y Eva (simbólicos representantes de la
humanidad), puede que a niveles sexuales o genéticos.
Observemos el texto sobre la premisa de que se
nos quiere contar -con un lenguaje alegórico que supone una barrera para nuestra
mente racional-, algo que realmente aconteció. Leamos y contrastemos las
eventuales deducciones obtenidas, con la realidad. Tal vez, sólo tal vez, eso
nos ayude a comprender mejor dónde estamos, y a nosotros mismos. Ese es el
sentido que motiva su lectura.
El Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal
(Génesis 2:16) podría ser considerado un eufemismo de la Conciencia, cuyos
frutos no serían sino el ejercicio pleno y maduro de ese discernimiento. Ahora
bien, puesto que la Serpiente se anticipa al tiempo marcado para tomar esos
frutos, y logra que los humanos (20 %, alma) lo coman, el proyecto evolutivo se
interrumpe, pues los humanos –engañados- han decidido relacionarse con el mundo
material sin una Conciencia real (80 %).
Y, tal como se nos dice en Génesis
3:11, la pareja concibe –por primera vez- que está desnuda, que tiene un
cuerpo.
El final traumático e inesperado del Edén significaría que el proceso
de adquisición de la Conciencia (80 %) plena por parte de los humanos (20 %)
–necesaria para completar su formación-, se ve interrumpido por medio de la
libre voluntad de los mismos, ante el interesado intervencionismo de esos entes
que los han engañado. Entes que -como vimos en Génesis 3,5- engañan haciendo
creer que dar el paso de la transgresión supone la inmediata obtención de esa
Conciencia (‘seréis como dioses, sabiendo del bien y el mal’). Consecuencia de
ese fraude, en contra de lo que la Serpiente había prometido (‘serán abiertos
vuestros ojos y seréis como dioses’) los humanos reparan en que tienen un
cuerpo, una materia; al contrario de lo que vivían previamente ahora se
identifican con ella: ‘Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban
desnudos…’ (Génesis 3:7). Resultado: el medio por el cual el ser humano se
relaciona con la dimensión material es visual. Y el monitor de Conciencia (80 %)
que debía servir para ser creativo, justo, pleno, no llega a ponerse en
funcionamiento. Consecuentemente, será la mente humana, limitada, carente de los
atributos de la Conciencia, la que –desde el desequilibrio emocional e
intelectual manifieste al individuo en el mundo físico.
¿Y la Serpiente?
Partiendo de la base de que el cuento bíblico narra –con todas sus limitaciones
literarias- una parte de lo que aconteció, la Serpiente -como personificación de
los entes intervinientes en la transgresión- podría ser identificada como los
seres transdimensionales que manifiestan un singular interés por el mundo
material. Y dentro de ese especial interés, los seres humanos –limitados en sus
capacidades- entran a formar parte de esa tendencia o apego.
¿Qué ganan esos seres con la involución del ser
humano? En breve especularemos sobre ello. Génesis nos dice que de la unión
sexual (tal vez, genética) entre entes desiguales (supuestos hijos de Dios y
mujeres) nació un híbrido denominado anakim. Y que esos anakim se convirtieron
en los creadores de la piramidal estructura que da forma al Sistema de Control.
Fueron respetados y temidos gracias a su entroncamiento con los dioses,
derivando en reyes con funciones de sumo sacerdote. Igualmente, desde el
gnosticismo se nos aclara que Caín –prototipo similar a anakim- nace fruto de la
unión desigual (sexual o genética) entre las mujeres (Eva) y las entidades
transgresoras (Serpiente). En el Evangelio de Felipe (logión 46) se nos
dice:
‘Primero ocurrió el adulterio, luego el
homicidio. Y (Caín) se engendró en adulterio, (pues) era el hijo de la
serpiente. Por eso llegó a ser un homicida igual que su otro padre y mató a su
hermano. Pues cada apareamiento que ha ocurrido entre disimilares es
adulterio.’
Caín -en hebreo Nyq, significa
producto (1)-, anakim; ambos son
la misma cosa y encarnan una falsedad, una burda copia del verdadero ser humano.
Son un producto del Sistema de Control y nos rodean en el día a día. Su esencia:
carecen de empatía, sensibilidad, respeto, hacia los demás. Por sus obras los
conoceréis, pues sus palabras engañan…
LOS INDICIOS EN EL
PRESENTE
Si nos trasladamos a tiempos más recientes los
indicios del intervencionismo son mucho más evidentes. Es ahora cuando debo
presentar, por enésima vez, a
Jacques Vallée (1939), uno de esos científicos que rompen con
los convencionalismos de su época. Astrónomo e informático, Vallée se sumerge en
la investigación del fenómeno ovni allá por los años sesenta del siglo pasado.
Creo que su mayor aporte es haber abierto el fenómeno a nuevas vías de
comprensión. Suyo es el término ‘Sistema de Control’ (de ahora en adelante, SC),
como definición del paradigma terrestre cuyo origen se atribuye a la
inteligencia transdimensional.
Para este científico el fenómeno ovni, así como
las manifestaciones sobrenaturales de origen religioso y folclórico de todos los
tiempos, tiene su raíz en la intervención de inteligencias de otra dimensión.
Comparto completamente la hipótesis defendida por Vallée, no sólo por los
argumentos que expone sino por mi propia experiencia. Así que, lógicamente, la
hipótesis del SC es la columna vertebral sobre la que se construye este
trabajo.
Dicho esto, precisemos: el intervencionismo
cósmico se matiza en
intervencionismo transdimensional. Y es que Vallée
pone sobre el tapete las incongruencias de las manifestaciones ovni, y expone
los lazos del fenómeno con las apariciones marianas y el ancestral folclore
universal, como duendes, hadas, demonios, etc. Casi nada. Su teoría es un modelo
unificador en el que las supuestas naves espaciales son parte -junto a la
variada fauna sobrehumana que se ha reportado desde hace siglos hasta el
presente- de una compleja red de inteligencia que –desde otra dimensión- actúa
sobre el mundo físico.
Para llegar a ese punto, Vallée supera la
interpretación que el psiquiatra Carl Gustav
Jung (1875-1961) había hecho al respecto; esto es, los ovnis
son proyecciones psíquicas archivadas en el Inconsciente Colectivo. Un objeto
que puede ser detectado por los radares no es precisamente una proyección
psíquica. Pero un objeto que se transforma como si fuera materialmente elástico
tampoco encaja dentro de lo que culturalmente se supone que es una nave
espacial. Dentro de la hipótesis del SC, el objeto volante no identificado es
material pero puede dejar de serlo a placer.
Pero no sólo eso. Vallée revela las
características físicas que asemejan el asunto ovni (humanoides incluidos) con
la aparición mariana. Y equipara al duende y al súcubo (ente de apariencia
femenina que mantiene relaciones sexuales con hombres) de la Europa medieval,
con el supuesto alienígena que viene de otra civilización (véase el
trabajo del Dr. David Jacobs); concluyendo que
el fenómeno ovni no es físicamente extraterrestre ni el de
las apariciones marianas es divino.
Más bien, a juzgar por los
miles de testimonios con que contamos, el humano visualiza o percibe en esos
seres la apariencia que ellos desean mostrarnos. Hablamos de entidades que -sin
duda alguna- pueden generar la forma física que consideren oportuna,
escenificando el acercamiento al hombre en los términos más apropiados según su
lógica sobrehumana, una
metalógica que se nos escapa. Una lógica para los
humanos, bastante ilógica.
Parece ser que para esas entidades, el objetivo
de dejarse entrever nada tiene en común con la evolución de la humanidad. Se
diría que existe un propósito más complejo y
alarmante, que se vislumbra tras la escenificación de los
encuentros con humanoides. También con la escenificación religiosa, como veremos
más adelante. Su teatralidad calculada parece incidir directamente en las capas
más profundas de la psique humana, donde yacen los símbolos y arquetipos.
Y para que el encuentro entre humanos y entes
de más allá de la cortina, no sea objeto de serios y pormenorizados estudios por
parte de la comunidad científica (que pudieran obstaculizar el logro de sus
propósitos), el fenómeno se reviste de rasgos
ridículos y absurdos, como se puede observar en los siguientes
casos:
*Rosa
Lotti-Dainelli, italiana que lleva flores al cementerio, hasta que unos
seres enanos que salen de una nave sonríen a la señora y le quitan el ramo y
huyen. Año 1954.
*Joe Simonton,
granjero de Eagle River, Wisconsin, atiende la petición de tres seres de
metro y medio salidos de un ovni plateado, que le solicitan –cazo en mano- un
poco de agua para cocinar. Agradecidas, las entidades le regalan galletas recién
hechas en la parrilla del interior de la nave. Año 1961.
*Gary Wilcox,
joven granjero de Tioga City, Nueva York, que observa una gigantesca nave
ovalada de la que salen dos seres de más de dos metros de altura, según ellos
proveniente de Marte. Le piden un poco de abono, pues en su planeta tienen
dificultades para cultivar. Año 1964. En 1969, Vallée publica Pasaporte a
Magonia, donde –aunque aun no menciona el Sistema de Control- aporta enorme
cantidad de información que acabará dando forma a su hipótesis. Otra valiosa
contribución es la compilación que recoge 923 casos ovni, que abarca desde 1868
hasta 1968, de los cuales he seleccionado algunos:
*15 de mayo de
1879: Golfo Pérsico. Avistamiento –desde el buque Vulture- de dos
gigantescas ruedas (cada una de unos 40 metros de diámetro) que giran en el aire
y se acercan lentamente a la superficie del mar. Duración aproximada: 35
minutos.
*12 de noviembre de
1887: En Cabo Race, en el Océano Atlántico, varios testigos observan -a
bordo del barco Siberian- como sale del mar una enorme esfera ígnea, elevándose
a unos 16 metros de altura –volando contra el viento- para acercarse hasta el
buque, antes de partir a gran velocidad. Duración aproximada: 5 minutos.
*17 de abril de
1897: En Williamston (Michigan), al menos una docena de agricultores
observa –durante una hora- las maniobras de un extraño objeto en el cielo, que
aterriza. Del objeto sale un hombre de casi tres metros de altura, semidesnudo y
agobiado por el calor. Se entiende que era el piloto. Los testigos dicen que su
lenguaje era musical, como ‘una serie de mugidos’. Uno de los campesinos se le
acercó y recibió un golpe que le fracturó la cadera.
*19 de abril de
1897: Kansas. Alexander Hamilton y su hijo se despiertan al escuchar
alboroto entre el ganado y salen al exterior. Allí observan un ovni con forma de
cigarro de 100 metros de longitud flotando a 10 metros del suelo. Observaron que
en el interior había seis seres –hablando lengua extraña- que son calificados de
‘repugnantes’. Del ovni sale un cable rojo que arrastra consigo a una ternera,
que aparece muerta a la mañana siguiente. (En tiempos más recientes, los ovnis
parece que roban piezas de ganado elevándolas por los aires hasta llegar a la
nave.)
*Marzo de
1945: Islas Aleutianas. A bordo del buque Delarof, de la US NAVY, 14
marineros ven surgir del mar una esfera oscura que vuela alrededor del barco
antes de alejarse.
*14 de agosto de
1947: R.L. Johannis, de Raveo, Italia, observa un platillo junto a dos
seres de menos de un metro de alto, con enorme cabeza, cara verde, ojos oscuros,
grandes y saltones, sin cejas ni pestañas. Visten un cinturón, del que surgió un
extraño vapor que provocó asfixia y sacudida eléctrica al testigo. Las manos de
los entes eran verdosas, con ocho dedos parecidos a garras.
*Febrero de
1949: Un joven empleado de una compañía petrolífera de Pucusana, Perú,
viaja en coche hacia Lima cuando observa un disco brillante en el suelo. Del
ovni salieron tres seres parecidos a momias, con piernas unidas y un único y
enorme pie. Las entidades preguntan al joven dónde estaban y charlan
extensamente con él.
*13 de septiembre de
1952: En Frametown, Virginia, viaja en su auto George Snitowski, su
esposa y su hija, hasta que el coche se paró sin causa aparente alguna.
Advirtieron un olor desagradable en el ambiente y una luz potente brillando en
bosque, hacia la cual se dirigió George. Al llegar a ella notó un hormigueo en
todo el cuerpo, así como pérdida de equilibrio. Regresa junto a su familia y
encuentra a su mujer aterrorizada, señalando a un ser de tres metros de altura
que inspeccionaba el exterior del vehículo, cuyas puertas tenían el seguro
puesto. Al poco, el ente se dirigió hacia la luz y los Snitowski observaron el
ascenso a los cielos de la esfera luminosa.
*14 de septiembre de
1954: En Coldwater, Kansas, un niño de doce años, John J. Swain, regresa
del campo cuando observa la presencia cercana de un ser del tamaño de un niño de
cinco años. El ente tiene nariz y orejas muy largas, y parecía volar (sus
zapatos parecían tener ‘aletas’) hacia un platillo suspendido a un par de metros
del suelo, en donde se introdujo de cabeza. La nave ascendió y desapareció. La
policía halló huellas extrañas.
*5 de octubre de
1954: Loctudy, Francia. Un panadero, P. Lucas, observa un ovni circula de
unos tres metros de diámetro, del que salió un enano de cara ovalada, velluda, y
ojos ‘tan grandes como huevos de cuervo’. El ente tocó en el hombro al testigo y
le habló en una lengua desconocida, antes de regresar al ovni y despegar.
*19 de octubre de
1954: En Livorno, Italia, Bruno Senesi ve aterrizar en un campo dos
objetos brillantes que desprenden humo. De ellos salieron unos pequeños seres
rojos y monstruosos que lo persiguieron. El testigo, presa de un fuerte ataque
de nervios, fue llevado a un hospital, donde aterrorizado trató de esconderse
debajo de una cama.
*24 de octubre de
1954: En Les Egots, Francia, un niño ve salir a un hombre de un extraño
aparato. Iba vestido de rojo ‘y sus ropas parecían de hierro’. Caminaba con las
piernas rígidas, tenía cabellos largos y rostro peludo. Sus ojos eran ‘grandes
como los de las vacas’.
*19 de septiembre de
1963: En Saskatoon, Canadá, cuatro niños observan un ovni ovalado
suspendido sobre un campo. Se acercan y encuentran a un ente de tres metros de
altura vestido con un hábito blanco, profiriendo sonidos ininteligibles mientras
tendía las manos hacia ellos. Los niños huyeron presa del pánico, siendo
hospitalizada una niña a causa del shock.
Todos estos casos no son sino un botón de
muestra de lo que viene aconteciendo hasta nuestros días. Los avistamientos
siguen produciéndose, y los encuentros y abducciones también. Uno de los casos
recientes más sorprendentes de encuentro con humanoides aconteció el 17 de
septiembre de 1994, cuando dos ovnis se posan en el patio del
Colegio Ariel, en Ruwa, a las afueras de Harare (Zimbabwe). De
los objetos salieron varios seres no humanos. Dos meses después del fenómeno, el
Dr. John E.
Mack (especialista en psiquiatría infantil) entrevistó a los
niños, padres y profesores. El testimonio no arroja dudas: los niños vieron algo
inexplicable que les provocó gritos, llantos y una agitada carrera en busca de
los adultos.
John E. Mack (1929-2004), Doctor en psiquiatría
y profesor en Harvard,
trabajó durante años con abducidos de todo el mundo que
describen la misma experiencia y seres, generalmente grises, denominación que se
le da a los entes de menos de metro y medio de altura, cabeza abultada, largos
brazos, ojos grandes y almendrados, y caminar torpe. Grises eran los entes que
visitaron el Colegio Ariel. En 1994, Mack publica su estudio sobre el tema -tras
cuarenta años de profesión-, dando crédito a los testimonios de los abducidos,
de los que dice no padecen desórdenes mentales, ni esquizofrenia, ni
alucinaciones.
ESCENIFICACIÓN Y
FRAUDE
¿No resulta extraño que en muchos de los
encuentros con humanoides, el artefacto volador haya sufrido alguna avería y
veamos a los tripulantes afanándose por arreglarlo vistosamente, como quien
trata de solucionar un problema en el radiador de su coche?
¿Y que algunos de esos artefactos, aunque
aparentemente sofisticados, tengan detalles rudimentarios, como tren de
aterrizaje o radio a cables? Apuesto que es teatralidad.
¿No levanta sospechas que los amables
extraterrestres vengan en busca de abono para sus marcianos cultivos? Más
teatro.
¿No es evidente que, precisamente en los
detalles incongruentes hay una premeditada maniobra elusiva que trata de
provocar el rechazo de las mentes críticas, para que así el fenómeno quede
relegado (a la demencial Nueva Era, perfecto caldo de cultivo de su labor) y
marginado, sin ser objeto de un análisis riguroso?
Marginación, todo sea dicho, de la que personas
como Vallée o Mack lo sacan, a costa de las repercusiones que podrían tener
sobre su reputación científica. Especulando sobre la base de las evidencias
podemos pensar que la inteligente estrategia que esos escurridizos entes llevan
a cabo, se pliega por completo a la tendencia hacia el analfabetismo que padece
la humanidad. Sus incursiones, aun sin contar aquellas claramente hostiles en
las que secuestran a seres humanos, no aportan NADA
en absoluto a la causa evolutiva.
Tal vez, una de las motivaciones por las que
–en ocasiones- el fenómeno ovni se muestra como un circo donde reina lo ilógico,
la encontremos en esa doble cara que nos muestra. Es posible que cuando se
dignan a traspasar la cortina dimensional tengan una sola prioridad, consistente
en alimentar sus deseos, que bien pueden ser alimenticios (a niveles
energéticos). Y que precisamente para distraer, para encubrir sus acciones
hostiles y no levantar sospechas que dejen al descubierto la desventaja en la
que estamos, recreen un burdo escenario de entes torpes, joviales, e interesados
en la botánica. Esa sería una muy eficiente forma de disuasión. Además, los
medios humanos, desde el desinterés que durante décadas le mostró la comunidad
científica (hoy parece haber variado levemente), pasando por la caricaturización
del fenómeno cuando puntualmente sale en las noticias, hasta la incursión del
cine y la televisión -cuyos guiones son simplonamente adaptados a un público
mentalmente pueril,
COMO EL DE LA NUEVA ERA-, han colaborado de forma muy rentable a
ese propósito.
En resumidas cuentas, dentro del paradigma
global, hablar de las evidencias de un mundo físico visitado diariamente por
inteligencias no humanas se equipara a la creencia en que Elvis está
vivo.
Dentro de ese doble juego en el que la
hostilidad se difumina con la (auto) caricaturización del fenómeno, hay indicios
que nos hablan de un cierto paralelismo con las acciones propagandísticas
humanas, que tan buenos resultados les han dado a las autoridades. (En política:
véase la propaganda diplomática como la cara publicitada, y a las operaciones
encubiertas de las agencias de inteligencia, como el objetivo primordial a ser
ocultado.) La manipulación de los entes transdimensionales asoma en el estadio
religioso, como en breve veremos; aunque hay un caso –que une a los supuestos
extraterrestres con los cultos religiosos- especialmente revelador.
Así
lo expuse en
Guía para un Nuevo Milenio (Lulú.com,
2007):
‘En el apartado de los raptos destaca el
sufrido por José Antonio da Silva, un soldado de Bebedouro, estado de Minas
Gerais, Brasil, en 1969; secuestrado durante unos cuatro días por entes enanos,
de apariencia ruda, con barba y largas trenzas, hasta que fue liberado a
trescientos sesenta kilómetros de su lugar de origen. Durante su cautiverio le
ofrecieron a da Silva ser su intermediario en la Tierra, a lo que él se negó.
Acto seguido se puso a rezar el rosario, lo que hizo enfurecer a las entidades,
que le arrebataron el objeto. Entonces, el joven soldado tuvo la visión de un
ser que identificó con Cristo (con la idea occidental que de él se tiene), pies
descalzos y túnica, que le comunicó algunos mensajes. De nuevo, jugando con la
curiosidad que rige el fenómeno religioso… Resulta llamativo este último
elemento del relato, nada anecdótico, que revela el contenido simbólico y
psicológico de un episodio en el que se pueden ver las conexiones ovni-religión.
Pareciera que, puesto que Antonio da Silva inicialmente no accede a ser un
intermediario de sus secuestradores, estos se ven obligados a recrear una imagen
religiosa que venza su negativa. Estamos, posiblemente, ante uno de los más
representativos ejemplos de cómo el mito no es sino un artificio construido para
jugar con nuestras emociones.’
La intervención de inteligencias sobrehumanas
en el plano terrestre no puede simplificarse creyendo que el fenómeno es un
espejo que refleja –naturalmente- la realidad humana, sino a la inversa: nuestro
paradigma refleja las sombras creadas por las imágenes que los titiriteros
transdimensionales ejecutan. Ellos serían las inteligencias que influyen sobre
las nuestras, y no a la inversa. Si en el caso de abducción experimentado por
José Antonio da Silva aparece el elemento cultural religioso, ahora que nos
adentramos en el análisis de ciertas teofanías (manifestaciones de Dios al
hombre) de la cultura cristiana, no sólo encontraremos similitudes en los
efectos físicos sino explicación al contenido subyacente en ambas
manifestaciones.
INTERVENCIONISMO
EN LA RELIGIÓN
En la cultura religiosa –desde sus libros
sagrados, pasando por las tradiciones, hasta llegar a acontecimientos históricos
recientes- abundan los relatos en que aparecen criaturas que intervienen a favor
o en contra de los intereses humanos. Esas intervenciones supuestamente
beneficiosas son las que debieran llamar la atención, más que las narraciones
medievales que nos hablan de súcubos e íncubos (entes de apariencia masculina
que mantienen relaciones sexuales con mujeres) y otros entes oscuros que pueden
encontrarse en las culturas de todo el mundo, ya se les llame jinns o demonios.
Y la razón es la siguiente: en el analfabeto paradigma terrestre donde los
detalles y las incongruencias pasan desapercibidos y no son pesados en la
balanza, las contradicciones y paradojas de los mensajes –aparentemente
positivos- enviados a las masas, bien merecen ser escrutadas con
atención.
Máxime cuando se advierte que -por norma-
dichos mensajes amparan muy perspicazmente la dependencia y sumisión al discurso
de la autoridad.
‘En los detalles está el diablo’, dicen los
anglosajones, creo que con mucho acierto. Es la letra pequeña la que esconde la
trampa que nos coloca en desventaja. En lo que se oculta tras lo evidente es
donde da comienzo la madriguera del Conejillo Blanco que guía a Alicia. En dar
algo por sentado, está nuestro error.
La superioridad (no hablo en términos morales)
de las inteligencias del otro lado, demostrada en cómo actúan sobre las leyes
físicas, no ha sido aprovechada en beneficio de los humanos; y no me refiero a
resolver nuestros problemas materiales, sino en instruirnos en un mejor vivir.
Podríamos pensar que algún código les veta inmiscuirse en los asuntos mundanos.
Y al pensarlo estaríamos errados.
Los indicios en materia religiosa nos permiten
seguir un rastro que conduce hasta unas entidades -conocedoras de las
deficiencias emocionales e intelectuales del hombre-, que actúan como
protectores y garantes del SC. Esa es la única labor que se le puede atribuir a
quienes protagonizan en el nombre de Dios, una serie de escenificaciones bien
urdidas, con el mezquino empeño de mantener subyugado al hombre y la mujer. Si
alguien se propusiera convertir a un ser cósmico –con toda la plenitud que ello
implica- en un sumiso esclavo, el medio pertinente, la clave correcta, estaba en
adulterar el concepto que ese ser tiene de sí mismo; corrompiendo su identidad y
reconduciendo su propensión natural a buscar la trascendencia, hacia lo
exterior, con el único fin de que cualquier proceso de introspección (HACIA
LA CONCIENCIA QUE OTORGA EVOLUCIÓN Y PROSPERIDAD) quedase neutralizado. Ese
ha sido el cometido de las estructuras religiosas, y sigue siéndolo.
Paralelamente, el quehacer de quienes diseñaron ese esqueleto religioso (Dios
externo, jerarquía, mitología, tradición, dogmas, etc) ha sido velar por su
permanencia, y sofocar cualquier atisbo de insurrección. Si dentro de la propia
estructura brotaba el pensamiento crítico, allá se enfocaba el intento del ‘otro
lado’ por controlar el fuego de la duda que todo lo quema…
Francia, 1208. Un sacerdote, Domingo de Guzmán,
empeñado en la labor evangelizadora de su señor (Demiurgo, se entiende), recibe
la aparición de la Virgen María, quien le entrega el rosario, ‘arma poderosa’
contra los herejes. Por hereje se entiende a quien se atreve a dudar de la
legitimidad del poder terrenal de la Iglesia. Herejes eran los cátaros, que
enseñaban que el Papado era –como todo el orden establecido- obra de un ente
(Demiurgo) opuesto a Dios. Y por ello, los herejes fueron destruidos. Ya se
sabe, la geopolítica de dios… Posteriormente, el papa Pío V atribuyó la victoria
cristiana en la Batalla de Lepanto (1571) a la intervención de la Virgen María,
mediante el uso del rosario. Se entiende que la Virgen María es el ropaje
adecuado para la supuesta teofanía vivida por Domingo por una única razón: el
testigo cree en ella; igual que José Antonio da Silva creía en un apuesto Jesús
de ojos azules.
Poco importa si el personaje femenino en
cuestión no existe como tal, más allá de ser una mujer que –supuestamente- vivió
hace dos mil años. Toda la veneración que hoy le otorga la Iglesia Católica es
un producto artificial, de puro marketing, que tiene su origen siglos después de
su muerte. En los evangelios no hay ni rastro del estatus del que hoy goza. Una
buena razón por la que la Virgen María fue creada como icono a reverenciar,
podría estar en el intento de la jerarquía cristiana por restar atractivo a otro
modelo femenino que estaba siendo considerado por los fieles: María Magdalena.
Magdalena era respetada y observada por muchos herejes como una imagen
arquetípica de la Esposa, del Cristo Femenino, y como tal está equiparada al
varón; se podría decir que es una figura autónoma, que no gira alrededor de una
autoridad masculina.
Por el contrario, la Virgen María representa
perfectamente a la madre que debe obediencia al varón y gira alrededor de esa
autoridad. El personaje que se muestra a Domingo de Guzmán cumple ese esquema
arquetípico involutivo: es una enviada de su hijo y representa la decapitación
del arquetipo femenino que toma forma en Magdalena. La Virgen María interpreta
su rol frente a Domingo a la perfección, y no ha dejado de hacerlo hasta el día
de hoy. Porque con ella en el escenario se logra uno de los puntos elementales
que otorgan cierta solidez al SC: la anulación de un verdadero arquetipo
femenino que sirva de referente para la canalización de esas energías motrices,
en la profunda psique del hombre y la mujer. Así que, en sustitución de ese
modelo emancipador que se personifica en Magdalena, que no sólo marca el camino
para la expresión de la energía femenina, sino que ya nos está hablando de Los
Esposos (El Complemento, la reunificación de las energías separadas y
adulteradas), tenemos a la doliente Virgen María, un paradigma accesorio del
varón que ordena y manda.
La presencia de la Virgen en las teofanías de
los siguientes siglos es sobresaliente, aun dando por hecho que algunas de ellas
no son sino interesadas fabulaciones. No obstante, en casos como el vivido en
Fátima en 1917 está acreditado que sí hubo intervención sobrehumana, alienígena,
se entiende.
En el siglo XIX, Europa, en medio de unas
decisivas mareas sociales que lograban el apoyo de los más desfavorecidos dentro
del SC, las apariciones marianas se adaptan y eligen –mayormente- a analfabetos
como portavoces de sus discursos. Las herejías perdían peso y ahora se trataba
de evitar que las clases bajas dejasen de creer en el mito. El mensaje, lejos de
ser didáctico, se compone de advertencias y llamados al
sometimiento a la doctrina religiosa. Es la personificación de
la amedrentadora, carismática y victimista mamá que hace uso de su supuesta
posición en el orden de los cielos, para pedir más tiempo al colérico papá dios
antes de desatar ira sobre los hombres.
Ese tiempo que Nuestra Señora le
regatea al dios macho para la humanidad, es su elemento de trueque, el
conveniente anzuelo para las almas. Lista que es ella. El cambalache, el canje,
no es otro que energía, como veremos en breve. Primero, una descripción del
personaje:
REACCIONARIA,
RITUALISTA, AGLUTINADORA DE MASAS
Exige al creyente que doble el espinazo ante el
Obispo de Roma, Padre de los reyes, Primado de Italia, Príncipe de los Obispos,
Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Siervo de los Siervos de Dios, Pastor del
Rebaño de Cristo, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, y –casi lo
olvido- Representante de Jesucristo en la Tierra. El ideal de la protagonista de
las apariciones es la conversión en cantidades industriales. Desea que se le
pida, que se focalice la mente en ella, pero desde la súplica y la humillación
propias de criaturas desvalidas que deben sacrificarse en extremo para obtener
un poco de misericordia divina.
En 1531 se aparece en el Cerro de Tepeyac,
México, a un indio llamado Juan Diego. La elección no es casual. Ha venido a
elegir al colectivo que tiene por objetivo, el indígena americano. Ocho millones
de conversiones en los seis años siguientes.
La primera mitad del siglo XIX
estuvo marcada por el papado de Gregorio XVI, pontífice rígido en la defensa de
la unidad entre el Estado y la Iglesia. Este elemento exhortaba a la quema de
libros, y en su encíclica Mirari Vos (1832) condena a quienes osen cuestionar a
las autoridades, tanto las monárquicas como las religiosas, pues quien lo
hiciera debe saber que se subleva contra el mismísimo Dios. En las apariciones
de La Salette, Francia, 1846, Nuestra Señora se aparece a dos niños pastores y
se queja de que la gente no acuda a misa ni cumpla con la Cuaresma. Sus mensajes
iban dirigidos al Papa Pío IX, al que llama ‘Vicario de mi hijo, el Santo
Padre’, quien bendijo las apariciones y le construyó una basílica. En París,
1830, una monja llamada Catherine Labouré recibe la visita del ente, anunciando
la llegada de tiempos dramáticos, por lo que se precisaba una acción rápida.
Había que actuar a favor del rey Carlos X, peón del catolicismo más
reaccionario, que corría peligro. En efecto, una semana después de aquel
encuentro el monarca hubo de huir de las fuerzas revolucionarias que no querían
más privilegios reales ni eclesiásticos.
SÁDICA
En Fátima, 1917, la caricaturesca versión de lo
que debe ser un ente celestial le pide a sus testigos, tres niños -de seis,
nueve y diez años- que ayunen. Además, consiente que sigan llevando dolorosos
cilicios (gruesas cuerdas) bajo las ropas (sacrificios al Señor, para la
conversión de los pecadores), aunque les deja quitárselos para dormir. ¿Por qué
consiente la entidad que descansen sin los cilicios, si ello –según ella-
salvaba almas?
Parece ser que los tres menores pasaban despiertos las noches
por esa causa y no rendían durante la trabajosa jornada diurna. Conviene saber
que dos de los niños, hermanos, eran de frágil salud, y la influenza de 1918 les
afectó mortalmente. Francisco Marto muere dos años después de las apariciones;
su hermana Jacinta, que padecía pleuresía (enfermedad pulmonar que provoca dolor
al respirar), falleció un año después que su hermano. En La Salette, la Virgen
se muestra llorosa y decepcionada: si no hay sacrificios y rezos por parte de
los fieles, no podrá frenar por más tiempo la ira de su hijo. Sacrificios que
acentúan el sentimiento de culpa en la psique del adepto.
SUPERCHERA Y
EGOCÉNTRICA
Cuando los testigos de una aparición comienzan
a multiplicarse, la entidad pide que se le construya un santuario o que el
dinero recaudado sea usado para las procesiones en su honor, como ocurrió en
Fátima. Al indio Juan Diego, la Virgen le pide que allí donde se apareció se le
construya un templo.
Lo mismo le ocurre a Santiago el Mayor, en la
Zaragoza del año 39, a quien la entidad se aparece justo cuando el apóstol
–cansado de fracasar en su intento de llevar almas a su señor- está decidido a
abandonar la Península Ibérica rumbo a casa.
En el siglo IV, en Roma, los testigos de la
insigne visita de la Virgen María son un acaudalado matrimonio, al cual se
indica que un buen uso de su fortuna sería la edificación de un templo en su
honor. Hoy en día se levanta en aquel espacio la Basílica de Santa María la
Mayor.
Año 1061, Norfolk, Inglaterra. Un noble es
objetivo de la aparición de la Virgen, que le dice en una visión que allí mismo
debe construir una réplica exacta de la que fuera su casa en Nazaret. En la
actualidad es el santuario católico más visitado del país.
Cambridge, Inglaterra, en el año 1251. Simón
Stock recibe la visita de Nuestra Señora, que le entrega un escapulario
(colgante de tela con la imagen del ente) a modo de fetiche. Le promete a quien
lo lleve –con fe- que no irá al infierno.
En París, 1830, la monja Catherine Labouré
volvió a ser visitada y la Virgen le revela una oración (María sin pecado
concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti) que debe inscribirse en
medallas para el populacho. Los siete años siguientes se repartieron diez
millones de fetiches. Durante los setenta años siguientes a la aparición, sólo
en Francia se fundarán más de cien nuevas órdenes religiosas católicas. De nuevo
en Francia, concretamente en Lourdes, se produce otra destacada teofanía:
Año 1858. Bernadette Soubirous, de catorce
años, es la receptora. La entidad le pide a la niña que le haga saber al
sacerdote local que quiere una capilla en aquel mismo lugar. También quiere
solemnes procesiones en su honor y que Bernadette se arrodille y bese el suelo
como ejemplo para los pecadores. Sólo cuatro años antes de la aparición se
establece en Roma el dogma de la Inmaculada Concepción. Aquellos convulsos y
críticos tiempos para la Iglesia Católica fueron socorridos por un aluvión de
teofanías que supusieron un verdadero balón de oxígeno para la institución, y
para el mito. En Gietrzwald, Polonia, la entidad se aparece a unas niñas en
1877, cuando el catolicismo se veía amenazado por Prusia. Pero si hay un
paradigma de aparición mariana que reúne todos los elementos antes mencionados y
además nos muestra la semejanza que comparte con el fenómeno ovni, ese es
Fátima.
FÁTIMA,
1916
Lucía dos Santos y sus primos, Jacinta y
Francisco Marto, reciben la visita de un ser que se dice El ángel de la Paz.
Éste les pide oración y sacrificio, así como una buena actitud para aceptar todo
aquel sufrimiento que el Señor les envíe. (Este es un preámbulo para aclimatar a
los testigos.) Un año más tarde, en mayo de 1917, mientras pastorean sus ovejas
entre los cerros, unos extraños relámpagos preceden la aparición de una entidad
de apariencia femenina. Les anuncia que proviene del cielo, y cita a los niños a
acudir los días 13 de los seis meses siguientes. Añade que los tres lograrán ir
al cielo, aunque Francisco ‘habrá de rezar muchos rosarios para ello.’ (La
oración se consolida como objetivo prioritario, tal como ocurriera con las otras
teofanías descritas.)
La extraña dama les pregunta si acceden a
soportar todo el sufrimiento que Dios les enviará, como reparación de las
ofensas de los pecadores. (El factor de la voluntariedad para aceptar lo que se
acometerá sobre ellos es un elemento a destacar. Otras expresiones de este
factor se pueden observar en la estrategia llevada a cabo a través de la
oración, el rosario, los escapularios, las medallas-fetiche; casos en los que
–sutilmente se induce al creyente a dar su conformidad para intervenir como
respuesta a una súplica o imploración. Ocurre igual en muchos casos de
encuentros con humanoides. En el ámbito terrenal, la cesión de soberanía que se
ejecuta mediante la voluntariedad la tenemos en los procesos electorales, en los
cuales el creyente en su líder entrega el voto, dando su conformidad para que
éste intervenga.)
Al mes siguiente, los tres niños acudieron a su cita en
compañía de varias decenas de personas, todas rezando el rosario. Otra vez surge
el extraño relámpago (ingrediente que lo vincula al hecho ovni) y la dama
aparece flotando (otra semejanza con el encuentro con humanoides) sobre una
encina. La entidad desea que Lucía dos Santos sea un instrumento por el cual se
establezca el culto al Inmaculado Corazón de María como medio de salvación.
(Semejanza con el caso de José Antonio da Silva.) En la tercera aparición el
público ascendió a cuatro mil personas. (La gran afluencia de gente es,
lógicamente, parte del objetivo marcado por el ser transdimensional.)
La dama insiste en la necesidad de rezar
diariamente el rosario, único estimulante para que ella se ponga manos a la obra
en su trabajo salvador. (Aquí se concreta el trueque
que -sutil y pícaramente- desea establecer: oraciones humanas que supuestamente
conducirían a la actuación de dios. Sin oración no hay respuesta. Ese es el
engañoso convenio, voluntariamente aceptado por el ganado.) Hasta el
momento el ente no ha revelado su identidad, creando la expectación precisa que
impulse a los creyentes a regresar y saciar su curiosidad. Hace hincapié en que
la receta que aplaca la ira divina es la oración y el dolor. La dramatización se
acentúa con una escena brutal del infierno lleno de almas.
Además, añade un nuevo elemento: la dama desea
que Rusia sea consagrada a ella. Si no se pone remedio, Rusia esparcirá sus
errores por el mundo, causando dolor al Santo Padre y a Dios. (Aquí se reconoce
la autoridad de los intermediarios, con el pontífice a la cabeza. Los sucesivos
papas tomarán la solicitud de esta entidad como algo personal; especialmente,
Juan Pablo II.)
En la cuarta aparición la entidad dispone que
el dinero recaudado ha de usarse en celebraciones en honor de la Virgen y en
construir allí una capilla. (Nuevo ingrediente que forma parte del patrón,
consistente en concentrar en un espacio específico a los miles de creyentes, que
enfocan sus psiques en generar oraciones de sumisión, miedo y dolor. La
oficialización es producto de la vocación expansiva del fenómeno.)
La quinta convocatoria atrae a treinta mil
personas, y el ente –bondadoso como nadie- accede a que los niños no duerman con
el cilicio. Con el ánimo de acrecentar el interés anuncia que el mes siguiente
también acudirán a la cita Jesucristo y San José. Llega la última de las
apariciones, ante setenta mil personas que rezan el rosario. Llueve copiosamente
y aparece la entidad, que se expresa así: Soy la Señora del Rosario y quiero
que aquí se me construya una capilla. Ya lo había mencionado dos meses
antes, pero conviene repetirlo. Y da comienzo el espectáculo que sirve de
colofón. Después de todo, los objetivos ya han sido marcados y empiezan a
materializarse:
1)
Conducir las mentes de los creyentes hacia una tóxica forma de
divinidad femenina. Una personificación que reconoce a sus representantes
terrenales y que actúa como recadera del Reino de los Cielos.
2)
Enfocar las emanaciones mentales de los creyentes, desde posición desventajosa,
hacia la supuesta consecución de la misericordia divina. El trueque. Tú me das
tu energía vital y yo te engaño, haciéndote creer que lo que me entregas
culminará en la obtención de lo que pides.
3)
Movilizar a grandes multitudes hacia el punto exacto que la dama ha marcado.
Construcción de un espacio que acoja a millones de almas, con el efecto
multiplicador que siempre acompaña a las expresiones públicas y rituales de
dolor y veneración.
4)
Dirigir las mentes de los creyentes contra los movimientos sociales y políticos
que, representados en la Rusia revolucionaria, amenazaban el poder material de
la Iglesia Católica, así como su influencia sobre las psiques de las gentes. El
deseo del ente acerca de Rusia ejerce su peso a niveles políticos; si alguien lo
duda, que se informe sobre cómo la mitología de Fátima influyó religiosa y
políticamente sobre Juan Pablo II, incluso en su oposición a la Teología de la
Liberación.
5)
Convertir los eventos de Fátima en todo un prototipo a seguir
explotando. La estrategia seguida (esto es, crear expectación –mes tras mes-)
hasta la masiva asistencia del último evento, fue un éxito que –incluso- logró
atraer a miembros de la prensa. El que los medios dieran testimonio de lo que
allí ocurrió eleva más aun la categoría del acontecimiento, al entender del
esclavo del SC.
Los fenómenos paranormales que se produjeron en
Fátima tuvieron una cobertura mediática decisiva que nos permite conocer –de
manera fiable- los nexos entre lo que allí se vivió y los efectos que rodean al
fenómeno ovni. Todo dio comienzo con la aparición de la entidad, que salía de un
globo luminoso que luego se dirige hacia el sol. La lluvia cesó, las nubes
desaparecieron y –aparentemente- el disco solar giró y lanzó rayos multicolores.
Los testigos estaban presenciando –aterrorizados- la denominada ‘Danza del Sol’,
que bien podría consistir en la aparición y maniobra de un objeto rojizo de un
tamaño lo suficientemente grande como para que la perspectiva del público lo
vinculase con el propio sol.
Como señala Jacques Vallée, ‘los
acontecimientos de Fátima incluyen la aparición de bolas luminosas y
resplandores de colores extraños, y una sensación de oleadas calientes,
características todas del fenómeno ovni.’ La conversión y obediencia de las
masas, merecía un espectáculo a la altura de las expectativas. Y así fue. Los
testigos, creyendo que se produciría el fin del mundo se echaban a la
tierra.
La Revolución de Octubre en Rusia (que ocurrió
en noviembre), menos de un mes después de la Danza del Sol, merecía aquel
despliegue de medios… Menos de un mes más tarde de aquel último evento en
Fátima, el 7 de noviembre de 1917, daría comienzo la Revolución de Octubre.
Lenin y Trotsky lideran a las masas contra el poder del Zar Nicolás II. De
aquella experiencia nacería el primer estado socialista de la historia.
Tal vez esa fuera la razón por la que la Señora
del Rosario había dejado para octubre su muestra de poder más espectacular. La
ocasión lo merecía. Como hemos podido observar, los alardes de la danza solar
fueron anunciados con meses de antelación (13 de julio), desde el momento en que
la Virgen deja claro que Rusia es su enemiga. Más información detallada sobre
Fátima,
aquí.
¿Son las curaciones milagrosas un elemento
exclusivo de las manifestaciones religiosas? En absoluto. Las curaciones
producidas fuera de una explicación común o del ámbito sanitario también
aparecen en el fenómeno ovni y su carácter parece ser impremeditado. Como el
caso de un médico francés que en 1968, herido en una pierna tras sufrir un
accidente, despierta de madrugada y observa la presencia de dos ovnis
discoidales (que se fusionarían en uno solo), en el exterior de su hogar.
Aquellos objetos emitían una potente luz que envolvió toda la casa, produciendo
la desaparición –esa misma noche- de la herida en la pierna del doctor. El
efecto de aquella extraña radiación continuó, pues días más tarde desaparecieron
otras heridas que el médico había sufrido en la Guerra de Argelia.
(1) Nyq:
‘entallar, fabricar, hacer por un artífice, forjar’, Hebrew-Aramaic and English
Lexicon of the Old Testament (#8544), por Francis Brown, S.R. Driver y Charles
A. Briggs, 1906; basado en Wilhelm Gesenius, Lexicon Manuale Hebraicum et
Chaldaicum, 1833.