CONTACTOS CON LOS MAESTROS
Del Vol. 1, Nº 1, de Julio de 1998
“Es menos malo agitarse en la duda,
que descansar en
el error”
Alessandro Manzini
Todo aquél que da comienzo a los estudios de misticismo
tiene algo muy negativo que superar en esos momentos: Quiere contactar de
inmediato con un Maestro que le asesore y le guie. No sabe aún el significado
del axioma que en boca de Hermes Trimegisto dice: “cuando el estudiante esté
preparado el Maestro aparecerá”. También debe saber desde ya, que ese maestro no es otro que su Yo Interior,
la parte divina que tiene todo hombre como ser dual que es y, como chispa
divina que es de Dios y qué cuando esté “maduro espiritualmente” aparecerá como
“Pepito Grillo”, el del cuento infantil ¡cuan esclarecedores son los cuentos
infantiles respecto al conocimiento esotérico!. Aparece como Voz Interior a la
cual las más de las veces no escuchamos, aun cuando deberíamos de hacerlo
siempre y la vida cotidiana nos iría mejor sin lugar a dudas.
No obstante, los Maestros, encarnados o desencarnados
existen, y el estudiante puede contactar con ellos cuando verdaderamente le sea
necesario y los Maestros crean oportuno que así sea. Aclaramos: no es el
estudiante el que provoca el contacto a su voluntad, sino el Maestro bajo su
criterio y en función de la necesidad del peticionario para encausarle a
resolver un problema perentorio que él, el Maestro, considere cono tal.
Estarán de acuerdo en que no podemos, ni debemos estar
continuamente pidiendo la presencia del Maestro equis para que nos resuelva
problemas que debemos resolver nosotros mismos. Al hombre le ha sido concedido
por su Creador, como bien más preciado “el libre albedrío”, don que casi nunca
valoramos en su justo valor, ya que es la máxima libertad, tanto en el mundo
físico como en el espiritual para que él resuelva sus situaciones vivenciales
con la mínima o ninguna ayuda exterior. por ello cuando el hombre llega a
comprender su parte espiritual, divina, a través del misticismo, se ve mucho
más sólido y seguro en el mundo físico y material.
Como observaciones útiles y prácticas referentes al
contacto con los Maestros y sin que pretendamos que sean las únicas, diremos
que cuando éste se manifiesta, visible o invisiblemente, podemos sentir que
nuestro entorno más próximo puede enfriarse o calentarse; esto es debido a la
absorción o radiación de ciertas vibraciones del espectro físico, o bien
podemos sentir una presencia “invisible”
a la vista física pero perceptible por nuestro subconsciente. Ninguna de esas
manifestaciones deberá darnos miedo pues, caso contrario desaparecerá y puede
que nunca más lo volvamos a sentir.
Como algo que creemos será del interés de todos, a
continuación damos unas ideas relacionadas con los contactos con los Maestros y
la Fases lunares.
La Luna Nueva no es buena para contactos, así como
tampoco son buenos contactos durante un eclipse o durante periodos de manchas
solares u otras perturbaciones cósmicas.
Con la Luna en Creciente y durante los primeros tres
días es un buen período para hacer contactos.
La Luna Llena es muy buena para hacer contactos visibles
o materializaciones.
Con la Luna en Menguante y durante sus primeros tres
días también pueden hacerse buenos contactos.
Debemos llamar vuestra atención y deciros que tomen con
mucha precaución las afirmaciones , muchas veces gratuitas, de todos aquellos
que se arrogan el poder de hacer contactos con los Maestros a su voluntad y
placer y para su beneficio, o peor aún, sirviendo de intermediarios para otros
a los que cobrarles. ¡¡no están los Maestros, encarnados o desencarnados, al
servicio del aprendiz (¿?) de mago, ni para asociarse con nadie en el plano
mercantil!! Según hemos dicho, es el Postulante el que debe pedir el contacto
humildemente pero con la seguridad de ser atendido si su petición no es egoísta
ni perjudica a otro/s y de ser así le será
concedido ¡sin intermediario alguno!
Tú verdadero Guía Espiritual, el que se encuentra en tú
Templo interno, dentro de tu constitución material, física, te reconfortará y
le brindará apoyo a tú alma-personalidad y a tú corazón, instándote a continuar
pese a tus errores, mostrándote donde arde (luce) con más fuerza la Luz Mayor,
la que finalmente brillará despejándolas tinieblas de la agnorancia y te hará
ver, o vislumbrar al menos, la Verdad ansiada.
Juan Sánchez Gallego ARBATEL
No hay comentarios:
Publicar un comentario