¿QUÉ DESAYUNA UN NOBEL DE LA PAZ?
El premio Nobel de la Paz Barack Obama cumple
diariamente con un extraño ritual. Día tras día, en su Oficina Oval, el
presidente estadounidense Barack Obama analiza y aprueba la lista de personas
que serán asesinadas: hombres, mujeres, adolescentes e incluso niños, según «revela»
el New York Times.
por Manlio
Dinucci
Para colmo de cinismo, en un país donde el
lobby militar-industrial dispone de todos los poderes y donde el deseo de
aliviar tensiones se interpreta como un síntoma de debilidad, en tiempos de
campaña electoral es bueno que se sepa que un candidato es capaz de ordenar
asesinatos.
Estados Unidos tiene que defenderse de quienes
lo atacan, declara el secretario de Defensa Leon Panetta, rechazando así las
protestas sobre el aumento de los ataques de los aviones estadounidenses
teledirigidos [drones] en Pakistán.
Según Panetta, los pakistaníes tienen que
entender que los Predators también están ahí para protegerlos a ellos. Vuelan
sobre sus cabezas, teledirigidos desde el territorio estadounidense, a más de
10 000
kilómetros de Pakistán, para lanzar sus misiles Hellfire
(Fuego infernal) contra los peligrosos terroristas que se esconden en territorio
pakistaní.
Después de una estancia en Pakistán, la Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, llegó a la
conclusión opuesta: los ataques con drones, que tienen lugar prácticamente cada
4 días, «provocan la muerte indiscriminada de civiles, lo cual constituye una
violación de los derechos humanos». Dichos ataques plantean además graves
interrogantes en materia de derecho internacional ya que se realizan «fuera de
todo mecanismo de control civil o militar». Pillay solicita por lo tanto que se
abra una investigación oficial. La acusación ha sido secamente rechazada por el
presidente Obama, quien asegura que los ataques con drones –que también se
desarrollan en países como Afganistán, Irak, Yemen y Somalia, entre otros– «no
provocan muchas bajas [entre los] civiles» y que dichos ataques se hallan «bajo
estrecho control».
Nadie alberga la menor duda de que, como
reporta el New York Times [1],
es el presidente en persona quien establece los «listados top secret» con los
nombres de los presuntos terroristas que deben ser asesinados, en su mayoría
mediante ataques con drones. La «kill list» –en la que aparecen personas del
mundo entero que, al ser clasificadas como nocivas para Estados Unidos y para
los intereses de ese país, son secretamente condenadas a muerte bajo el cargo de
terrorismo– se actualiza semanalmente durante «el más extraño de los rituales
burocráticos»: una teleconferencia, organizada por el Pentágono, en la que
participan más de 100 responsables de la «seguridad nacional», quienes retiran
las fichas de las personas asesinadas y agregan otras en una especie de juego
macabro que un funcionario compara con el de las postales con imágenes de los
grandes jugadores de baseball. La liste se somete después a la aprobación del
presidente. «La evaluación moral final» es cuestión del presidente, sobre todo
cuando «está implicada también la familia del terrorista que será alcanzado por
el drone». Cuando el presidente concede su autorización, el operador,
confortablemente instalado –en suelo estadounidense– ante la consola de comando
del avión teledirigido dispara los misiles contra tal o más cual vivienda en
Pakistán, señalada como refugio de terroristas. De todas maneras, en la
explosión no se ven los niños.
Así es la «guerra no convencional» que libra la
administración Obama. En función de esa guerra se desarrollan drones cada vez
más sofisticados: como el de propulsión nuclear, capaz de volar de forma
ininterrumpida durante meses, y un pequeño «drone kamikaze» que se precipita
sobre el objetivo y lo impacta [físicamente] destruyéndolo con su carga
explosiva. [Los drones] son un gran negocio para los industriales (General
Atomics, Northrop Grumman y otras empresas): el Pentágono ha decido aumentar en
un 30% su actual flota de 7,500 drones, con un gasto de 32,000 millones de
dólares. Italia participará en los gastos con 4,000 millones para 5 drones
fabricados en Estados Unidos y desplegados por la OTAN en Sigonella (Sicilia).
Pero Italia también comprará misiles y bombas de precisión para sus propios
drones, que también son made in USA. Todo ello, subraya el Pentágono, servirá
para «proteger» no sólo a Italia sino también a Estados Unidos.
¿Y cuándo empezará la elaboración de la «kill
list» italiana?
No hay comentarios:
Publicar un comentario