Petición de los Ancianos y Ancianas del Consejo de la nación Nasa en Colombia.
Guillermo Hernández Barbosa nos pide:
Saludo cordial. Es petición de los Ancianos y Ancianas del Consejo de la
nación Nasa en Colombia, que el mundo conozca lo que les está
ocurriendo por su decisión de recuperar al menos el territorio, que
aunque menguado, le ha sido conservado como resguardo por el Estado
colombiano en los últimos años; una tierra que ha sido habitada por
tiempo inmemorial, se calcula en más de 30.000 años, dado que su lugar
de culto a los difuntos, el llamado parque de San Agustín, data esa
cantidad de miles, con tallas en piedra al mejor estilo de los toltecas
en México. Las tierras del Río Cauca se comunican tras la cordillera
central con las tierras del Río Magdalena, cercano a cuyo nacimiento
está ubicado San Agustín (Yalconia: territorio del Halcón) y todo ese
extenso territorio ha sido habitado milenariamente por tres o cuatro
naciones. Pero en los últimos años, el Estado tras décadas de
desestimular la agricultura, ha declarado a Colombia país proveedor
minero y en especial esa zona, una de las más flageladas por las
confrontaciones guerrilla-paramilitares-ejército-policía-narcotráfico,
siendo los indígenas los más perjudicados, por el proceso de
desplazamiento forzado. Es a esto a lo que los Nasa han dicho basta.
Leer los siguientes articulos y ver el video corto. Luego de esto ha
habido un indígena muerto, muchos heridos, varios detenidos y/o
desaparecidos, pero la comunidad sigue en su intención de vivir en paz,
sin ningún armado en su territorio. Están hartos de tanta mentira, abuso
e hipocresía.
Y nos pasa el escrito que sigue, para se presentado públicamente. Nota: Las reflexiones que hace Guillermo sobre naciones, estados, países, ... valen para cualquier lugar del Planeta.
¿De
Qué lado estás: de la Nación ó de la patria-país?
Si distingues la
una de la otra, ya deberías tener clara tu definición, pues ya sabrías que una
de ellas niega a la otra, así que no puedes estar de ambos lados. En el Mundo
actual, ninguna nación es país, esa es una demostración. Hay islas donde habita
el remanente de alguna nación, pero no es aceptada como país, excepto si está
bajo el dominio de un país; ejemplo, la nación Cuna en Panamá jamás será
aceptada como país, pero Panamá solo la acepta como una tribu, como una minoría
étnica y como tal sin peso específico para los asuntos de Estado; y pensar que
el pueblo panameño tiene por ancestro a los cunas y a otras naciones
originarias.Si no distingues Nación y patria, no deberías tomar partido alguno hasta tenerlo claro.
¿Sabes por qué los mal llamados indígenas (los originarios) no pueden aceptar negociar con la vida, con los valores para la vida, con la tierra, con la soberanía alimentaria, con el agua ni con todos los valores de su cultura raizal? Porque ellos forman parte consciente de lo que conocemos como Una Nación. Nación, por si no habéis reflexionado en el vocablo, proviene de 'nacimiento', es denominación de origen como en los buenos vinos (or: luz; gen: genética; que la genética es información de Luz). No existe la nación colombiana, ni la española, ni la canadiense, ni la inglesa, ni siquiera la china, la hindú o la egipcia para nombrar aquellas que habíamos creído eran las originarias. En lo que llamamos ahora Colombia, sobreviven como marginadas, 84 naciones, de las cuales se desconocen sus orígenes topológicos porque sus raíces se pierden en las memorias del Tiempo.
Como sea, le des las vueltas que quieras darle, los que nos hacemos llamar colombianos derivamos de alguna cepa de esas comunidades matriciales que aquí florecieron por decenas y cientos de miles de años -así la ortodoxia no lo acepte-, antes de que hollara un pié cualquier europeo en estas tierras. La gran mayoría de nuestros apellidos son europeos, en especial procedentes en lo inmediato de la península ibérica, pero eso solo delata la patri-linealidad de nuestra sociedad que solo reconoce la marca del macho; pero más cercano de lo que crees, tu cuna matricial fue una estera o una piel disecada en el lecho de una madre india de cuya teta se alimentaron tus ancestros. Si no haces memoria sobre esta tú verdad genética, ciertamente has perdido la idea de tu nación y por tanto no tienes nacionalidad, y aunque suene un poco fuerte, eres un desmadrado(a), no porque la tierra y la madre te hayan abandonado, sino porque no te importa el vientre materno que históricamente te hizo posible. La gen-te de la ciudad (de la cual formo parte) suele confundir los conceptos de nación y país, porque así se lo enseñaron en la escuela y a los maestros de escuela se lo enseñaron en la universidad y a la universidad se lo impuso la versión oficial dominante que la ingenió como un mecanismo de perpetuación; así que no distinguimos la diferencia no porque no exista, sino porque no es conveniente para el sistema imperial. Hace 200 años se dice que culminó la época colonial y hace más de 500 nos dicen que llegó la civilización a esta América patirrajada –como sinónimo de salvaje-. Lo irónico es que durante miles de años, los salvajes convivieron en armonía con el medio ambiente; mientras que en cinco centurias nuestra civilización se debate al borde mismo del colapso medioambiental por no comprender las leyes de la naturaleza, que es justo lo que a esta tierra nos trajo a aprender. No somos capaces de comprender como colectivo, que la noción de país y de patria es una negación flagrante de nuestra relación matricial con el útero humano y terrenal que nos parió y alimenta. Yo puedo entender y aceptar que soy políticamente colombiano y no tengo problema con ello, pero mi nacionalidad
es y siempre será Kallima-Tollima (un
hídrido entre Calima y Pijao, ambas comunidades ya extintas en tanto fueron
orfebres) y no obstante mis apellidos son de procedencia andaluza y lusitana.
Así que da grima, da lástima y dolor por vergüenza, escuchar de personas que se
creen muy cultas, inteligentes y hasta letradas, criticar a las ya de por sí
marginadas comunidades o lo que queda de ellas, el hecho de que reclamen por
sus legítimos derechos no solo a la vida, al respeto por su cultura, sino
también al derecho de vivir en paz en el reducto al que les han arrinconado las
autoridades y las oligarquías del país en las últimas décadas; al menos a
principios del siglo Veinte, aún vivían en los territorios de montaña y algunos
valles de sus antiguas heredades; ahora ya también les quitan sus montañas,
donde nadie quiere ir a vivir, simplemente porque los listillos se han dado
cuenta que las montañas contienen metales, agua dulce y son energéticamente saludables y no pueden
conceder que los indígenas sean los dueños de esos lugares; en otras palabras,
les están diciendo que se mueran, que no tienen derecho a existir. Y todo
porque a los “Padres de la Patria”, aquellos a quien tanto amamos y respetamos
por sus diligentes auto-servicios, les da la gana empeñar las montañas y las
fuentes de agua de la tierra a favor de las multi-“nacionales” filiales del
imperio.
No se dan por
enterados mis coterráneos y tampoco la gente en otros países, que los Estados
nacieron como una necesidad de dominación del imperio en expansión y para ello,
tuvieron que sojuzgar, reprimir, humillar, arrinconar, marginar sino es que
eliminar, a las naciones que por milenios convivieron, amaron y respetaron sus respectivos
terruños; que los países son un invento determinado para conveniencia del
propósito imperial y de las castas que le representan; así que sin tener en
cuenta los horizontes culturales, étnicos y protohistóricos, diseccionaron los
territorios, dividieron pueblos hermanados de muchas maneras, enajenaron la tierra y sus riquezas apropiándose
de todo, desconocieron los modos de auto-gobierno, los valores morales y
cosmogónicos que les daban sentido a sus vidas y a las comunidades apabulladas
las sometieron a vejámenes, esclavitud, marginamiento y muerte política y hasta
biológica. Entonces nacieron los países, a los cuales eufemísticamente llamaron
naciones y se instauró el Estado de dominación para perpetuar el entuerto y el
estado fue dotado de simbología y de falsa identidad, con la cual se evoca un
antiguo vocablo cuyo significado era otro: Patria. Así que país y patria
resultan conceptos artificiales que le rinden tributo al imperio. Pero sucede
que al imperio se le acabó su ciclo de expansión y la razón por la cual
instauró los Estados, -para facilitar el control sobre las naciones enraizadas
en cada lugar de la tierra-; pero ya los Estados no forman parte de su
necesidad, porque el imperio ya se tomó la posesión sobre todo el globo; ahora
tiene que disolver los Estados, los débiles y los poderosos, porque la agenda
imperial se propone el poder global bajo un solo dominio, bajo un solo Rey de
Reyes. Así que el imperio en su nueva fase pretende eliminar los Estados, los
cuales instauró sobre las mentiras del dinero y del poder revestido de varios
ropajes: democracias, dictaduras, monarquías, etc; es la razón por la cual, los
Estados, dirigidos por políticos corruptos le están endosando el dinero y las
riquezas del pueblo a los representantes del imperio, los banqueros.
Dinamitados los Estados desde adentro, y previamente destruidas las memorias de
las verdaderas naciones, no queda piedra sobre piedra. Con pueblos
desconcertados y erráticos luego de una hecatombe social tras una gran guerra
inventada de la nada, les propondrán soluciones a los supervivientes, que con
la soga al cuello por hambre, dolor emocional y enfermedad, aceptarán cualquier
dádiva por contrato social, aceptando su esclavitud. ¿A qué país, a qué patria
queréis que me refiera y defienda si todo es una y la misma mentira?
Si para ser patriota tengo que
cohonestar con los atropellos a mis mayores (no por viejos, sino por antiguos y
originarios) entonces me quedo sin patria; no me importará entonces no idolatrar
blasones de significado oscuro, denostar himnos que no dicen verdad, desconocer
banderas que no reivindican los anhelos del Alma humana. Si en beneplácito de
ese invento político de patria y país, tengo que olvidar, vejar y dejar
pisotear mis orígenes, entonces me quedo sin país, sin república, sin patria y
reivindico mi verdadera nacionalidad raizal, la que me habla sobre mis
orígenes, sobre el tejido de la vida que me dio el honor, la posibilidad y la
responsabilidad de ser una célula de su tejido social, ante el cual me debo,
para que llegado el día, la tierra y mis ancestros me acepten de nuevo en su nicho
y en su lecho, y sea bien-venido porque cumplí con buena parte de las tareas
que por allá hace sesenta giros de la tierra me encomendó.
A Colombia la liberaron parcialmente de
cierto yugo los comuneros; ahora los Cabildos indígenas llaman a su pueblo los comuneros, puesto que integran la
comunidad y laboran y entregan hasta su vida por ella. Ya quisiera el imperio
haber logrado tal grado de compromiso e identidad de sus súbditos y lacayos,
más allá de los intereses para los cuales crea ilusiones a unos y les compra la
conciencia a otros. Los comuneros Nasa en el sur-occidente de lo que llamamos
Colombia, se han levantado en rebeldía pacífica, con sus bastones de mando,
contra todo tipo de agresiones a su cultura y a su tierra, provenga de donde
provenga: policía, militares, guerrilla, paramilitares y demás elementos de
distracción. Saben que en esta pelea están solos, enfrentando bastones y
razones contra fusil y metralla. Si no les apoyamos, al menos no hagamos el
oficio de cuervos, graznando a favor de partidos, trapos e instituciones de las
cuales no tenemos de qué estar orgullosos.
Con amor y en servicio a la Humanidad:
Guillermo Hernández B. Colombia, 20 de Julio 2012, supuesto día de la
independencia. En un día Uno Ben, Uno Caminante del Cielo, firma en el
calendario maya de QuetzalCôatl.
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