EL CONTROL DE LAS PREOCUPACIONES
El Athanor de Arbatel (Vol.1 Núm.1 Julio
1998)
Juan
Sánchez Gallego
¡No se preocupe! ¿Cuántas veces hemos escuchado este
consejo? Unas veces dicho seriamente
y otras cono observación cuando no parece haber otra cosa que decir.
Decirle a una persona que está preocupada que no se
preocupe, es simplemente dar un consejo
por falta de algo mejor que decir. La preocupación es una compleja condición
mental que penetra más profundamente que lo que puede hacer el uso de una
afirmación para hacer que la preocupación pierda su potencia. Estudiosos en el
campo psicosomático han llegado a la conclusión de que la preocupación tiene un
específico efecto en el cuerpo físico, y esto, mientras que algunos fisiólogos
que aún tienen un punto de vista filosófico materialista dicen que no hay
relación entre la mente y el cuerpo. Sin embargo, cada vez más autoridades en
los campos filosófico y médico creen que la preocupación contribuye a cambios
físicos y, aunque esta teoría no es totalmente cierta, sí creemos que todo ser
humano ha experimentado en algún momento de su vida la fatiga y desagradables
condiciones físicas producida como resultado de la preocupación.
La preocupación es un intento de la mente a enfrentar una
situación para la que aparentemente no hay solución inmediata. Si todos los
problemas que le surgen al hombre pudieran ser resueltos de la misma forma que
se resuelve un problema matemático, no habría preocupaciones. Con esto queremos
decir que si hubiera una solución para toda situación que tuviera el hombre que
enfrentar, él produciría inmediatamente esa solución sin producirse el estado
intermedio entre enfrentar el problema y alcanzar la solución.
La preocupación es una reacción emocional al estado
intermedio entre la realización de un problema y su solución. Por supuesto y
evidentemente, la manera de evitar la preocupación es el no tener problemas. Si
pudiéramos vivir libres de toda restricción, de asuntos de salud personal o de
nuestro entorno, estado social o condiciones económicas que enfrentar, nuestra
preocupaciones disminuirían en gran medida.
Consideremos algunos puntos que pueden ayudar a aprender
cómo controlar en alguna medida las preocupaciones: Si no podemos resolver
todos nuestros problemas inmediatamente, debemos al menos aprendamos a
enfrentar las cuestiones que se nos presentan y nos causan la preocupación. Por
lo tanto el aprender a tratar con nuestros problemas es un paso hacia el
control de la preocupación.
Hasta cierto punto puede ser bue3no el consejo del amigo
–si de verdad lo es- que nos dice ¡No te preocupe! Y nos da su opinión sincera
de cómo él enfrentaría el problema.
Tengamos siempre en cuenta que el problema que parece no
tener solución es el que necesita la mayor atención.
Debemos desarrollar nuestro patrón de hábitos para
acrecentar la habilidad de no dejar que las
preocupaciones alcancen el punto de causar angustia mental y física,
desarrollando así condiciones perjudiciales a nuestra salud.
Hay otros puntos que vale la pena considerar. No trate de
convencerse que su problema existe sólo y simplemente en su propia mente. Hace
algunos años hubo una escuela de psicología que creía en las afirmaciones, al
extremo de que si una persona tenía un problema, todo lo que tenía que hacer
era decirse que no había tal problema y éste dejaría de existir ¡pruébelo! La
amarga experiencia que tendrá le convencerá de la poca verdad que hay en esa
suposición. Vayamos a la causa de3l problema, resolvámosla y este habrá
terminado.
Veamos ahora algunos procedimientos para
controlar, o al menos paliar las preocupaciones.
Primero: Hay
que reconocer francamente que el problema existe y que lo trataremos como una
situación real y no como una imaginaria en nuestra mente.
Segundo:
No pasemos nuestros problemas a otra/s
persona/s. Declarar y
creerse que esos problemas son algo achacable a otras personas es equivalente a
reconocer que somos incapaces de tomar decisiones y de resolver nuestros
propios problemas, y que deseamos que esas otras personas hagan la decisiones
por nosotros.
Habitualmente cuando culpamos a otra persona por nuestros
problemas estamos simplemente tratando de eliminar nuestra responsabilidad
respecto a ellos. Hay veces en que estamos restringidos y en somos
definidamente afectados por otras personas y condiciones sobre la cuales no
tenemos control, pero normalmente nuestros problemas son parte de nuestra
propia experiencia y actuación, por lo que lo mejor es reconocerlo como tal y
afrontarlos.
Tercero:
Aquí viene bien el dicho castellano “mal de muchos consuelo de tontos”, pues
hay en el mundo muchas personas con preocupaciones pero ese hecho no resolverá
el o los nuestros ni nos sacará de “nuestra” preocupación. Sí nos ayudará en
alguna medida el saber que estas son un rango común de todos los hombres.
Cuarto: Puede
hacer bien el descubrir que puede ser bueno el hablar de nuestros problemas y
recibir consejos según hemos apuntado ya en este escrito y siempre que nos
sintamos incapacitados para tratar la situación de qué se trate y llevarla a
una conclusión satisfactoria. Eso sí, es importante buscar el consejo de un
experto en el tema de que se trate, aunque ello a veces constituya un
sacrificio. Al menos tratemos de obtener consejo de la mejor fuente posible.
Quinto: La
quinta consideración es examinar nuestras miras y propósitos en la vida. Si
nuestras metas o ambiciones son muy altas, los problemas se multiplicarán. Por
supuesto que es bueno que nuestras metas y miras estén por encima de donde
actualmente estamos ahora, pero dentro de un alcance razonable y, según no
movemos hacia ellas pueden ser ampliadas para seguir a más altas y lejanas
metas. No hay razón alguna por la cual no podamos cambiar nuestras metas en la
vida “El hombre sabio cambia sus miras
frecuentemente” Se pueden afirmar
los principios generales, pero metas específicas deben ser estudiadas una a
una.
Sexto: En
éste nos referimos a que debemos estudiar detenida y cuidadosamente nuestro
plan de vida. Con esto queremos decir, el hacer un plan de actuación diario,
incluso por escrito, para no desperdiciar el tiempo y prever preocupaciones.
Hagamos un programa en el cual no nos veamos obligado a ir con prisas a todos
los quehaceres, que nos deje tiempo también para solaz, relajamiento y paz a
solas.
Y…Septimo: En este punto, como estudiante de
esoterismo, diremos que debemos practicar la técnica de concentración; aprendiéndola
y practicándola podremos aplicarla a la solución de problemas extrayendo
conocimientos de un área de ayuda que no está disponible totalmente en el campo
de la ciencia física.
Tengamos muy presente que como entidades físicas no estamos
capacitados para tratar y controlar todas las tensiones que envuelven el vivir
cotidiano, pero como Almas vivientes podemos hacer que las fuerzas del Cósmico
trabajen en cooperación con nuestros esfuerzos. Por lo que sólo os diremos que
aprendan a concentrarse bien para encontrar la solución a cada problema. La
Concentración es la piedra angular, sin menospreciar todo lo dicho, que mejor
nos ayudará a eliminar las preocupaciones al darnos sus soluciones vía Maestro
Interior.
El Athanor de Arbatel (Vol.1 Núm.1 Julio
1998)
Juan
Sánchez Gallego
No hay comentarios:
Publicar un comentario