ANÁLISIS DE LA PELÍCULA 'THE MATRIX' (y 2)
Puesto que Neo ha elegido conocer qué es
Matrix, Morfeo lo conduce a otra estancia, donde es conectado a un complejo
sistema electrónico. La píldora que Neo ha tomado es un programa de rastreo que
permitirá, de algún modo, neutralizar su imagen corpórea dentro de Matrix, y
localizar la ubicación exacta de lo que sería su esencia-alma. A partir de
entonces, Neo observa cómo la materia que le rodea, incluido su propio cuerpo,
se distorsiona. Lo que hasta entonces parecía compacto ahora se muestra frágil y
maleable.
Neo comienza a despertar a un nuevo estado.
Podríamos decir que su imagen-cuerpo se ha desmantelado y, consiguientemente, su
conciencia física, el monitor por el que percibe la realidad, ha ido a
encontrarse con la verdadera composición de su cuerpo, viéndose como esclavo
integrante de la granja, alegoría del Sistema de Control. Así que lo vemos
desnudo, dentro de una cápsula llena de un líquido viscoso, conectado a un
sistema inmenso de millones y millones de otras cápsulas. Se entiende que todo
ello hace las funciones de un invernadero humano, en el que lo primordial es la
extracción de la energía vital (alma, 20 %).
Una vez desconectado de la estructura, Neo es
recogido por sus nuevos amigos, que están en una nave llamada
Nabucodonosor. Ese cambio de escenario es fácil de entender: del mismo
modo que Thomas Anderson era una imagen artificial de la esencia llamada Neo, lo
mismo les ocurre a Morfeo, Trinity, y todo el equipo de rebeldes. Digamos que
ahora estamos viendo la realidad, y antes observábamos el mundo virtual,
Matrix.
-Bienvenido al mundo real –le dice
Morfeo a un Neo que ya no volverá a ser el mismo-. Lo conseguimos, Trinity,
lo encontramos.
-Espero que tengas razón –responde la
chica.
-Yo no espero nada. Lo sé –replica
convencido.
LA BÚSQUEDA HA
CONCLUIDO
Neo ha comenzado a tomar conciencia de sí
mismo. Una conciencia que persigue la simplificación, dejando a un lado las
trivialidades. Simplificar significa dejar ir, liberar los lastres que nos
apegan al Sistema de Control, y profundizar en el complejo conocimiento que
fluye más allá del espejismo de la apariencia.
En ese sentido, el Neo real, el que yace bajo
el artificioso traje confeccionado en la granja, es estéticamente diferente. De
hecho, lo observamos sin cabello alguno, en período de rehabilitación, pues sus
músculos (obvia alegoría de sus capacidades intelectuales y emocionales en
plenitud) estaban atrofiados. Sus doloridos ojos están ejercitándose por primera
vez; ahora está empezando a ver desde dentro, desde el centro mismo de su
conciencia (80 %).
En este escenario no existen los tonos verdosos
que predominaban en Matrix. Por el contrario, todo parece sutilmente tintado en
azul. Dentro de la nave no hay un ambiente estéticamente confortable, pero sí
hay paz y calidez.
Morfeo va presentando toda su tripulación al
recién liberado. Conocemos a Apoc, Interruptor, Cifra, Ratón, Tanque y Dozer.
Llama la atención que todos vistan en tonos grises, excepto Cifra…
Otro de los detalles más llamativos es la placa
identificativa de la nave. En ella se lee: Marcos III, Número 11. Se
trata de un versículo bíblico que dice así sobre la presencia de Cristo: ‘Y los
espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres
el Hijo de Dios!”. Evidentemente, se puede trasladar dicha cita a la
personalidad de El Elegido, Neo, pues él es una imagen más del arquetipo
Cristo, personificación de la conciencia (80 %, intelecto, emisor, masculino)
que equilibra al alma (20 %, emociones, receptor, femenino).
Tras las presentaciones, Morfeo le muestra a
Neo, gracias a un programa informático, qué es Matrix. Gracias a dicho programa
se puede cargar, con destino a Matrix, todo lo que se desee. Pero no sólo
objetos físicos. De hecho, la apariencia física varía respecto de la que se
tiene en la nave. Morfeo denomina imagen residual a ese fenómeno, una
suerte de proyección mental de tu’ yo digital’.
-Entonces, ¿esto no es real? –pregunta
Neo una vez dentro del programa.
-¿Qué es real? –insiste Morfeo- ¿De
qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes
oler, a lo que puedes saborear y ver, lo real podrían ser señales eléctricas
interpretadas por tu cerebro.
Llegados a este punto, Morfeo le muestra a Neo
el mundo tal y como lo conocemos. Y le explica que ahora sólo existe como una
simulación interactiva a la que llamamos Matrix. Le dice que ha estado viviendo
en un mundo imaginario, y que la realidad es que el mundo real está en ruinas
(léase siempre metafóricamente), en lo que Morfeo denomina el desierto de lo
real. Éste prosigue con su revelador discurso, explicando cómo al comienzo
del siglo XXI la humanidad estaba celebrando, con entusiasmo, su atrevimiento al
crear la inteligencia artificial (IA). Una creación que se volvería contra el
hombre…
Tal es así, que en el enfrentamiento contra ese
monstruo creado por la humanidad, el hombre arrasó el cielo. Y el mismo ser
humano se convirtió en fuente de energía para las máquinas que lo
esclavizaron…
El relato fílmico de los hermanos Wachowski y
la hipótesis de entidades sobrehumanas que intervienen sobre nuestra
dimensión, convergen en un punto que, desde la óptica estrictamente racional, no
deja de ser sino una exposición de ciencia ficción. No obstante, desde mi punto
de vista, esta convergencia nos sirve para entender la legítima hipótesis de
trabajo sobre entes (alienígenas) a los que, podría ser, servimos como fuente de
energía (ese alimento sería la Vida, el simbólico 20 %, emocional). El símil, más allá de los
elementos fantásticos propios de la narración cinematográfica, me parece muy
válido, al menos, como punto de partida para el cuestionamiento de lo que
creemos real. Después de todo, la principal discrepancia entre ambos modelos
está en la naturaleza del ente opresor (IA / alienígenas), no en sus
efectos.
La IA bien puede asociarse con la deshumanización del ser humano y su dependencia a manos de la
tecnología, una burbuja de falsas ilusiones con la misma
consistencia de la euforia. La deshumanización del hombre y la mujer es una
forma de sintetizar el devenir de una humanidad perezosa, adicta a una
espiritualidad prostituida, irresponsable en la delegación de competencias y
compromisos.
El desdén hacia lo interior toma forma en el
imperio de lo aparente, el culto a lo perecedero, la entronización de una mente
adictiva y desorientada, fácil de engañar (por las apariencias, la seducción del
lenguaje), ligada a los dictados del sistema. Todo eso y mucho más, en mi
humilde opinión, se ilustra en la inteligencia artificial (antítesis de la
conciencia) de la que nos habla Morfeo.
Dicho esto, permíteme, amigo lector, que
prosigamos con el relato que Morfeo le está contando a un Neo perplejo ante la
inconsistencia de lo que, hasta entonces, creía real.
-¿Qué es Matrix? –reitera Morfeo-.
Control. Matrix es un mundo imaginario generado por ordenador. Construido
para mantenernos bajo control y convertir al ser humano en esto –le muestra una
batería eléctrica.
-No… -responde Neo, conmocionado. Le
cuesta aceptar semejante posibilidad-. No me lo creo. No es
posible.
-No te dije que fuera fácil, Neo. Te dije
que sería la verdad.
Pero el torrente de información acaba por
producir ansiedad en el chico, y es sacado del programa y regresado a la
Nabucodonosor. Allí, una vez se ha calmado y ha comenzado a aceptar lo que le ha
sido desvelado, pregunta a Morfeo si, acaso, se puede volver a la vida que tenía
antes. Morfeo le responde negativamente y le pide disculpas por haber roto una
de las normas elementales que él se había impuesto: no liberar ninguna mente ya
curtida por los años de experiencia en Matrix.
En realidad, Morfeo tiene un complejo conflicto
interior. Sabe qué es lo que debe hacer, pero al mismo tiempo conoce que sus
decisiones no están exentas de dolor. Dolor en otros, pero también en él. Asumió
la responsabilidad de buscar, proteger e instruir a El Elegido, pero ese mismo
compromiso viene acompañado de cierto sacrificio. Quizás por ello siente una
evidente culpa, por el daño que Neo pudiera sufrir a causa de lo que debe darle
a conocer. Aunque no es menos cierto que la ruptura de los moldes mentales de
Neo es un destete espiritual imprescindible para acceder a la evolución. Así
que, muy a pesar del daño, esta lucha en la conciencia de Morfeo, como elemento
de su propia redención, se resuelve con la aceptación de que la verdad es dura
pero necesaria.
Y que Neo debe madurar y aceptar una realidad
que siempre intuyó, aunque no supiese procesarla –ni verbalizarla- hasta
entonces. Una verdad que conforma su destino. Un destino que Morfeo se encarga
de recordarle…
-Cuando Matrix se construyó, en su interior
nació un hombre. Tenía la capacidad de cambiar lo que quisiera para rehacer
Matrix a su voluntad. Él fue quien liberó a los nuestros. Nos enseñó la verdad.
Resulta que, mientras Matrix exista, la raza humana jamás será libre. Después de
que él muriera, El Oráculo profetizó su regreso, y que su llegada presagiaría la
destrucción de Matrix, el fin de la guerra, y nos traería la libertad. Por esa
razón, algunos de nosotros nos hemos pasado la vida rastreando Matrix,
buscándole a él... He hecho lo que he hecho porque creo que la búsqueda ha
concluido.
DESPROGRAMANDO
En efecto, Neo muestra el arquetipo del hijo
del hombre (Anderson), cuyo regreso en las conciencias (80 %) de los humanos
(20 %) pronostica el final de la pugna material entre los engendros sustentados
por las bestias, y los que reivindican la libertad del espíritu humano y su
derecho a construir en la dimensión material.
Entonces, Neo comienza a ser instruido en las
técnicas de combate. Lo que en la pantalla se muestra como artes marciales puede
ser comprendido como procedimientos y habilidades para la transformación mental.
Luchando contra Morfeo, Neo aprende a adaptarse, a improvisar, a resistir, a
sobreponerse a las leyes que rigen la granja.
Y Trinity, al ver los avances del chico,
sonríe. Los progresos de Neo parecen evidenciar que se trata de El Elegido.
Aunque Morfeo trate de mostrarle la puerta que conduce a la liberación de la
mente, es Neo quien debe hacer el trabajo, quien debe olvidar todo lo que dio
por bueno hasta ese momento, como el miedo, la duda y la incredulidad (y el
exceso de credulidad, también). Tarea difícil, pero posible.
A pesar de los logros, Neo debe mejorar mucho
más; llegará el momento de entrar en Matrix, y su mente, si no la controla, lo
expondrá a una muerte segura. Antes, debe adecuar su mente para la
improvisación, para ser resolutiva y perspicaz ante los contratiempos diarios,
redibujando la estrategia, disponiéndose a abandonar proyectos inmediatos –si
fuera preciso- para construir su objetivo primordial: ser (20 % + 80 % en
equilibrio).
Si no se escarba, indagando con perseverancia,
en la acción de desprogramación mental, no se hallarán las raíces de la granja,
lo no evidente, lo que yace en el inconsciente colectivo -posible hogar de los
dioses parásitos-, escenario al que hay que acudir si deseamos ver cómo se
origina la maraña. Tratar de resolver exclusivamente en la materia, como un
activista social al uso, no es sino una agotadora posibilidad, una lucha contra
las consecuencias materiales, pero no contra el origen de las mismas.
Posiblemente, también Thomas Anderson protestó,
movilizó, denunció, ayudó, pero se mantuvo inserto en una sociedad que lo
adormecía, que dinamitaba su soberanía personal. No obstante, si queremos un
trabajo más efectivo, a más largo plazo, tendremos que dirigirnos a la
desprogramación individual, actuando sobre el germen, el lugar más sagrado para
las bestias. Precisamente ahí, profanando el semillero, cuestionando lo que
no quieren que te cuestiones, nace la turbación. Y entre el hedor de lo
descompuesto estás tú, capacitado para emprender la lucha interna por la
dignidad. Y lo prosaico y trivial, lo frívolo y lo insustancial, quedan
atrás. Como quedan atrás las efímeras promesas que vende la sociedad romántica,
madre de un estresante dinamismo que no conduce sino a la extenuación del
tiranizado.
LA
INSTRUCCIÓN
Y el adiestramiento continúa…
-Matrix es un sistema –le dice Morfeo a
Neo, mientras pasean por un programa que recrea una concurrida avenida de
cualquier ciudad-. Ese sistema es nuestro enemigo. Pero cuando entras, ¿qué
ves a tu alrededor? Hombres de negocio, profesores, abogados, carpinteros… Son
las mentes de los mismos que intentamos salvar, pero hasta que no lo hagamos
siguen formando parte de ese sistema, y eso hace que sean nuestros enemigos.
Tienes que entender que la mayoría de ellos no están preparados para ser
desactivados. Y muchos están tan habituados, dependen tanto del sistema, que
lucharían para protegerlo.
Y mientras Morfeo pronuncia esas últimas
palabras, el pupilo se encuentra frente a una atractiva joven rubia, vestida de
rojo, que distrae su atención. La vuelve a observar y ésta se ha convertido en
un agente -con la apariencia de Smith- que lo apunta con una pistola. Como dice
Morfeo: si no estás con nosotros, eres uno de ellos.
Smith es el ego terrenal, el enlace mental
entre la criatura subyugada y la granja. O como dice Morfeo: Son programas
capaces de sentir; definición que enfatiza el uso inmoral que, de los
sentimientos, se hace en Matrix. Recuérdese la habilidad de los psicópatas, cuando hablamos de la capacidad que tienen para fingir sentimientos de empatía.
En esta ocasión, Neo se ha visto abordado por
la fuerza de atracción que se desarrolla entre los cuerpos, algo inherente a la
constitución carnal. Una fuerza que, en los estratos de menor maduración
espiritual conlleva la preeminencia de las hormonas, lo que podríamos llamar
amor lúdico. Se trata de una clase de vínculo que construye relaciones
cimentadas en la pasión más llana. En ellas se acepta que el amor también es
amargo, pero no como fruto del crecimiento mutuo, sino de la imposición de
determinados preceptos inmovilistas que, siendo aceptados por miedo al rechazo,
se convierten en fatales errores de base que convierten la relación en un
círculo parasitario.
Esos errores conceptuales se personifican en la
aceptación de los roles politizados en ambos miembros, cuando la fuerza
masculina se contamina y ejerce como socialmente se ha dictado, y la fuerza
femenina sigue los mismos cánones. El peso de la tradición, una vez más… Aunque
claramente exagerado, un ejemplo de despolitización del cuerpo lo tenemos en la
actitud mostrada por Cleveland Heep en La Joven del Agua, cuando se comporta como si de un niño se
tratase, libre del lenguaje gesticular que se espera de un varón adulto, para
que la señora Choi acepte narrarle el cuento narf.
Las características que hacen de Jade una mujer singular para su tiempo son, junto a la
disposición de su esposo –Lao Er- a entrar en el mundo que ella reivindica, ejemplos
notorios de esa despolitización. También en ese amplio y complejo estadio que
incumbe a dos debe ejercitarse un constante trabajo, para que las dos fuerzas
-más allá de las condiciones corpóreas- puedan complementarse ascendentemente.
De ese modo podrá brotar el amor real, en el propósito recíproco de
contrarrestar al ego intoxicador y sus deficiencias. La parte esencial sólo es
desvelada y compartida con aquel o aquella digna de semejante tesoro, que en
manos de seres vanos acaba vulgarizado.
He ahí la razón de la cautela de Trinity a la
hora de hacer fluir sus sentimientos hacia Anderson, que aun debe demostrar el
grado de afinidad con su esencia, Neo. Ese es el trabajo complementario de
nuestro protagonista, en el que no interviene Morfeo sino Trinity. Una labor que
comienza con el esfuerzo del chico por aceptar que una ruda pose de centauro del
desierto, sería ineficaz ante la chica. Ella se sentiría identificada con un
hombre que no necesita hacer hincapié en su masculinidad.
Borrar la distinción entre hombre y mujer es
uno de los objetivos de quienes se sienten identificados con el pensamiento
gnóstico. Véase lo que afirma el Evangelio de Tomás, logión 22, de los
textos de Nag Hammadi:
Jesús ve unos nenes que están mamando y dice
a sus discípulos: Estos nenes que están mamando se asemejan a los que entran en
la soberanía. Le preguntan: ¿Al convertirnos en nenes entraremos en la
soberanía? Jesús les responde: Cuando hagáis los dos uno, y hagáis el interior
como el exterior, y el exterior como el interior y lo de arriba como lo de
abajo, y así establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad, de tal
modo que el hombre no sea masculino y la mujer no sea femenina, entonces
entraréis en la soberanía.
La lectura de este pasaje evidencia que desde
hace siglos, contra la ortodoxa corriente que ha marcado las épocas, el ser
humano conoce el sendero para recuperar la soberanía usurpada. Un sendero, a la
vista está, interior.
Ese trabajo de pulimentación ya lo ha tenido en
cuenta Trinity, que se muestra equilibrada, despolitizada del rol que Matrix,
por ser mujer, le había conferido. Trinity es una falla en el sistema. Su imagen
suprime la diferenciación discriminatoria, a través de su definido liderazgo
sobre un conjunto de varones; también en que la identificación de El Elegido, en
última instancia, recaerá en ella…
Desde un principio, su vestimenta -libre de
florituras- desvela el desprecio a la política de rangos. En su imagen, su
cuerpo biológico, tanto dentro como fuera de Matrix, no hay largos cabellos
rubios, ni aspecto virginal. No hay ademán de suave feminidad al uso; por
contra, tenemos indocilidad e iniciativa, perfectamente construidas en cada uno
de sus movimientos, y en el dominio de sus emociones.
En Matrix, el mismo orden social, las
ceremonias, los discursos, están inclinados a representar la supremacía varonil
imperante, frente a la condición femenina. Incluso, como hemos visto, las
cosmovisiones de las tres grandes religiones del mundo esquematizan la
diferenciación entre las dos condiciones, siempre con preeminencia del dios
masculino, el profeta, el libertador del folclore judío, el hijo de Dios…
Aquí, al contrario de otros esquemas narrativos
clásicos respecto de un héroe, Trinity no ha sido colocada en el guión para
distraer con sensualidad, sino para todo lo contrario. Ella es la causa
personificada, la que muestra un innegociable propósito de destruir Matrix a
toda costa. Con todo ello ya está creando, ya que se asignó para sí una tarea
que la granja consideraría únicamente digna de un varón. De este modo, su rol no
es de relleno, sino de imprescindible complemento a Neo.
EL
TRAIDOR
La presencia de Neo en la Nabucodonosor
entusiasma a la tripulación, con la excepción de Cifra, cuyos celos por el
recién llegado quedaron patentes desde aquella primera conversación con Trinity,
al comienzo de la película. La relación de ella con El Elegido irrita
profundamente a Cifra, que trata, a toda costa, de sembrar de dudas la mente de
Trinity.
Con Cifra estamos ante un evidente ejemplo del
poder del ego. Y aunque se muestre en un cuerpo humano, se trata de la propia
psique de Trinity, de su residual recelo a la hora de dar veracidad a sus
sentimientos y su intuición. De nuevo, un Farber / Scrunt en potencia.
Cifra habita en la nave, pero su mente sigue
ligada a la granja. No nos debe extrañar su presencia alrededor de Trinity, ya
que también representa a la Bestia que desea ocupar, como si de un usurpador de
la conciencia se tratara, el lugar que sabe no le corresponde.
Incluso su nombre nos informa de lo que su
comedido comportamiento oculta: Cifra evoca una de las figuras más sugerentes
del libro Apocalipsis. En el capítulo 13, verso 18, se nos dice: Aquí
hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues
es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis. Así,
Cifra es ese número de hombre.
Dicho esto, no resulta nada extraño que, a
medida que Neo va consolidando su identidad, Cifra vaya acentuando su
personalidad de traidor, como moderno Judas...
Lo vemos cenando con Smith, quien se dirige a
él con otro nombre: Reagan. Se trata de una alusión al que fuera presidente de
Estados Unidos, Ronald Wilson Reagan. Nótese que cada uno de los tres nombres
está compuesto por seis letras, lo que da lugar al 666 que define a Cifra, quien
degusta un pedazo de carne mientras dice que la ignorancia es la
felicidad. Durante la comida se ha llegado a un acuerdo. La conspiración
siempre presente. Cifra exige no acordarse de los años que ha permanecido fuera
de Matrix. De nuevo se hace un guiño a Ronald Reagan, víctima de la enfermedad
de Alzheimer. Las referencias al político y estrella de Hollywood continúan
cuando el conspirador reclama ser rico e importante, como un
actor.
Smith acepta las reivindicaciones de Cifra,
quien se compromete a entregarle a Morfeo. La ocasión para prender al líder de
la Resistencia se ofrece cuando éste y Trinity se encaminan a casa de El
Oráculo, para que Neo lo conozca.
EL
ORÁCULO
La primera sorpresa viene cuando descubrimos
que detrás de ese sobrenombre se oculta una campechana mujer de palabras
sencillas, guía de apoyo que profetizó el retorno de aquel ser con poder para
destruir Matrix. Fue ella quien le dijo a Morfeo que lograría encontrarlo. Y,
aunque Neo lo desconoce todavía, también le hizo saber a Trinity que ella sería
la que, guiándose por sus sentimientos, identificaría a El Elegido. La
responsabilidad que recae en Trinity es muy similar a la de Vick, el inseguro escritor de La Joven del Agua, cuyo
extraordinario sentir ante Story lo definirá como el recipiente que se espera.
En ambos casos, la simplicidad y la sencillez son denominador común.
El Oráculo recibe a Neo en la cocina, mientras
prepara unas galletas y se fuma un cigarrillo. Sobre el marco de la puerta una
frase preside la estancia: Conócete a ti mismo. Ahí está
condensada toda la respuesta que la amable señora puede darle al joven
Anderson.
En realidad, pareciera que la visita, desde el
punto de vista de quien espera que se le confirme algo que sólo debe buscar
dentro, es irrelevante. Puesto que los cuerpos son torpes de entendimiento, El
Oráculo insiste: Ser El Elegido es igual que estar enamorado: nadie te dice
si lo estás, sólo lo sabes. Al cien por cien, de la cabeza a los
pies.
Pero Neo, que todavía debe aprender esa
lección, no reacciona. Y entonces la escena se torna cómica, cuando la buena
mujer –consciente de las actuales limitaciones de su visitante- comienza
a chequearle la boca, los ojos y las manos, para concluir con aquello que Neo
tiene en su dubitativa mente: No eres El Elegido. Ella se ha limitado
a ser el soporte de sus inseguridades. Él se sonríe. Después de todo, Morfeo
casi lo había convencido.
El Oráculo aprecia cierto pesar en Neo, y se
propone ayudarlo a descubrir lo que es competencia exclusiva suya. Para ello lo
introduce en la prueba definitiva, la que lo hará trascender y, cómo no, disipar
las dudas que lo torturan.
-Morfeo cree en ti, Neo. Y nadie, ni tú, ni
siquiera yo, le convencería de lo contrario. Él cree, ciegamente, que va a
sacrificar su vida para salvar la tuya. Vas a tener que tomar una decisión. Vas
a tener la vida de Morfeo en una mano, y en la otra tendrás la tuya. Uno de los
dos tiene que morir. Quien sea dependerá de ti.
Así es. De hecho, Morfeo ya ha sacrificado toda
su vida en una búsqueda que no puede, por justicia, resultar infructuosa. Es
la lucha y la espera de los que creen que la culminación de la historia humana
es la ansiada justicia. Y en esa suprema aspiración, Thomas Anderson, el
hombre que debe romper con los límites, tiene algo que decir.
Tiene la última palabra a la hora de decidir
quién merece perecer: el señor Anderson o Neo-Morfeo. O lo que es igual: el ego
temeroso e incrédulo o el alma que necesita trascender y liberarse; una elección
que debe tomar no sólo pensando en él mismo, sino en los que necesitan de su
fuerza para despertar. En resolver correctamente ese dilema está la amorosa
prueba que dignifica a los buscadores de la evolución.
Porque el amor con lazos sanguíneos está
condicionado por la tradición social y el apego, y no prueba el desprendimiento.
Y el remunerado amor de pareja, tan ciego como gratificante, está privado de ese
sentido de la ofrenda.
Ya lo dijo el Cristo: No hay amor más
grande que el de dar la vida por sus amigos (1). ¿Por qué? Porque se entrega todo y no
se recibe nada.
LA
PRUEBA
La traición de Cifra comienza a desarrollarse,
siendo la raíz de la prueba que Neo debe superar para definirse en el plano
evolutivo. Cuando Morfeo, Trinity, Neo, Ratón y Cifra, se proponen abandonar
Matrix de regreso a la nave, empiezan los problemas. Gracias a la inestimable
ayuda aportada por Cifra, los agentes de Smith asaltan a los miembros de la
Resistencia, y el primero en morir durante la encerrona es Ratón. Mientras,
Morfeo trata de mantener a salvo a Neo, para lo cual se enfrenta directamente
con Smith, que logra apresarlo. Simultáneamente, como era de esperar, Cifra huye
y regresa a la Nabucodonosor en solitario.
Los siguientes en regresar deben ser Neo y
Trinity, pero es entonces cuando el conspirador dispara contra Tanque -el
encargado de llevar a cabo la operación- y el retorno a la nave se ve frustrado.
Cifra está exultante, y se muestra tal como es, burlándose de Morfeo y su
idealismo. Al fin y al cabo, el personaje del desleal no hace sino representar a
las entidades que supuestamente (según los textos antiguos) boicotearon el plan
diseñado para la Tierra por el universo. De hecho, aludiendo a esos supuestos
ángeles rebeldes, dice: No me odies, Trinity, sólo soy un
mensajero (ángel = mensajero).
Cifra es el portavoz del demiurgo oscuro que
crea Matrix; también del ignorante feliz, el que prefiere la comodidad de la
pereza espiritual a la lucha por la libertad. Por consiguiente, no debe
extrañarnos que estando solo en la nave se proponga acabar con la vida de los
que fueron sus compañeros, inmóviles e indefensos mientras estén en Matrix. El
primer elegido para morir es Apoc, que cae desplomado al suelo. Acto seguido le
llega el turno a Interruptor. El siguiente al que se propone matar es,
precisamente, Neo.
-Si Neo es El Elegido –dice Cifra a
Trinity- debería ocurrir una especie de milagro que me detuviera.
En esos interminables segundos de tensión la
chica reconoce que, en efecto, cree que Neo es El Elegido. Lo cree su corazón.
Su afirmación está enfrentándose –literalmente- con el propósito de su enemigo.
¿Se equivoca Trinity respecto de Neo? No.
El milagro esperado se llama Tanque, que está
herido y se encara con el asesino, matándole. A pesar de todo sigue habiendo
lugar para la esperanza, ya que Trinity y Neo han logrado regresar a la nave.
Ahora lo importante es rescatar a Morfeo, que está en manos de Smith, quien
pretende penetrar en su mente y extraer sus valiosos secretos. En definitiva: si
Morfeo cae, la esperanza de acabar con Matrix habrá desaparecido para
siempre.
Esta dramática coyuntura, en la que Neo tiene
en sus manos reingresar en el sistema para salvar a Morfeo, es el escenario que
El Oráculo anunció al inseguro señor Anderson. No puede ser una simple
coincidencia. Neo no se lo piensa dos veces: regresará a por su amigo. Después
de todo él no es El Elegido, no tiene una labor que realizar. Puede que Morfeo
se equivocase cuando lo identificó como aquel al que todos esperan, pero al
menos intentará salvarle la vida. Así debe ser. La
prueba de trascendencia debe ser afrontada desde la fría incertidumbre, desde la
creencia de que se lucha a riesgo de perder, desde la idea de morir para salvar,
al menos, una vida.
Neo ingresa en Matrix, pero no estará solo.
Trinity lo acompaña; Morfeo es su amigo, y nadie podrá evitar que vaya en su
ayuda. Esa decisión no debe ser cuestionada por nadie, ni siquiera Neo. Es una
cuestión de principios, de lealtad hacia
su mentor. De este modo, juntos, Trinity y Neo regresan a Matrix, más peligrosa
que nunca, con el único propósito de liberar a Morfeo.
La lucha es ardua, los agentes se muestran
combativos, pero el rescate es un éxito; aunque no será completo, porque
mientras Morfeo marcha con Trinity a la Nabucodonosor, Neo habrá de enfrentarse
en solitario con un Smith desafiante, enérgico y rotundo en sus golpes. El
combate entre rivales absolutamente opuestos es determinante. Será concluyente
para saber si, tal como Morfeo y Trinity han creído ciegamente, Thomas Anderson
es El Elegido o, por contra, un simple hacker con mucho talento.
El escenario de la lucha no puede ser sino
aquella habitación 303 del Hotel Heart, precisamente donde Trinity dejó saber a
Cifra que, en efecto, le gustaba observar al desorientado señor Anderson.
Ahora, el mismo Neo que resolvió sus
inseguridades entregando la vida por la causa de la esperanza, por lealtad a Morfeo y su ideal libertador, se
encuentra con que el agente Smith le está apuntando -al corazón- con un arma de
fuego. El momento fatal, el instante en que el gatillo es apretado, llega
inevitable: una ráfaga de disparos abate a Neo, que se derrumba hasta la
muerte.
VICTORIA
El reconocimiento de la esencia femenina no es
sino aceptar que sin ella, sea dentro, sea fuera, no se está completo. Ese
reconocimiento conlleva asumirla e integrarla en la experiencia propia,
haciéndose partícipe del arquetipo de la creadora, que nos habla de saber crear, saber morir, saber renacer. Esa
esencia, en el varón como en la mujer, nos susurra que gestar es cosa de dos,
que engendrar no es sólo procrear, sino que es labor de años.
¿Y si la
incapacidad del varón por comprender la sensibilidad que reside en lo femenino,
se tradujo en suplir su voluntad de conocer e integrar, por un afán de
conquistar y doblegar, tratando así de ocultar sus
insuficiencias?
¿Y si desplegó su
poder sobre toda la materia conocida, ejerciendo como guardián y señor de ella,
para acallar con bagatelas la voz femenina que le exigía respeto a lo invisible,
por encima de veneración a lo físico?
¿No será que el
destructivo historial dominador del hombre es el reflejo de su inseguridad, de
su complejo de inferioridad, hasta tal punto creído que ha necesitado subyugar a
la mujer?
Con esa fractura, en la que la mujer y lo
femenino quedaron relegados al cuarto trastero, la cocina y la cama, el varón se
coronó como dios del mundo, dando forma a millones de creaciones carentes de la
más elemental chispa de Vida. Porque la Vida, el alma de las cosas, reside en la
perspectiva femenina. Con esa extraordinaria visión, una mirada es más que una
mirada, una rosa es más que una rosa, un roce es más que un roce…
Acusadas de debilidad intelectual, tratadas
como propiedad que se compra, definitivamente, las mujeres no precisan de preceptor que las tutele. Ni ellas ni ellos precisan de dioses de hojalata que los
dirija. El amor ha acabado por sonar como una palabra ridícula, pero
se basta y se sobra para colmar las necesidades universales del ser humano,
hasta hoy borracho de deidades, prejuicios, excusas e ignorancia.
Todo eso es lo que trata de decirnos, o a mí me
lo parece, Trinity.
Ella ha visto cómo Neo ha muerto a manos de
Matrix. La chica, como una moderna, indócil, rebelde Magdalena, sabe del poder
del amor. También Graham Hess, Cleveland Heep, Jade, conocen esos misterios y su poder sanador.
-Ya no tengo miedo –susurra Trinity a
Neo. Siempre susurros…-. El Oráculo me dijo que me enamoraría de un hombre
que sería El Elegido. Así que no puedes estar muerto. No puedes, porque yo te
quiero. ¿Me oyes? Te quiero.
Y lo besa. Porque en esta fábula la muerte no
es física, sino espiritual. Por eso lo besa, porque sabe que gracias a su
aliento de Vida, él renacerá. Al fin y al cabo, ella debía superar el miedo a
equivocarse, el temor a confiar en su intuición.
Ahora que Trinity ha vencido en su psique, Neo
debe renacer. En efecto, Neo se levanta en silencio. Ya no existe el señor
Anderson. Las balas que antes lo condujeron a la muerte, ahora -que sabe del
amor de su complemento, Trinity- ni lo rozan.
Porque los proyectiles que Neo paraliza y caen
al suelo son la tendencia a la manipulación, la inconsciencia, la indecisión, el
miedo al miedo. El silencio de Neo expresa su comprensión.
Decía el filósofo acerca del silencio: Cada
uno, cuando ha terminado de servir en todos los trabajos, llega a la más alta
cima del esfuerzo. Más allá de todos los trabajos, él no lucha ya, no grita ya,
madura del todo, silenciosamente, indestructiblemente, con el Universo
(2).
Así parece sentirse Neo. Los ojos cerrados
permiten que su mente fluya libre, sin más interferencias de imágenes externas.
Ha vencido.
Las últimas palabras de esta narración las
pronuncia El Elegido:
-Sé que estáis ahí. Ahora puedo sentiros. Sé
que tenéis miedo. Nos teméis. Teméis el cambio. No conozco el futuro. No vengo a
deciros cómo va a terminar esto. Vengo a deciros cómo va a comenzar. Voy a
colgar. Y contaré a esta gente lo que no queréis que vean. Les mostraré un mundo
sin vosotros. Un mundo sin reglas ni controles, sin fronteras ni límites. Un
mundo donde todo es posible. Lo que ocurra después es decisión que queda en
vuestras manos.
Y no hay mucho más que añadir.
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