Sobre 'El Cinturón F. y el Rescate Interdimensional'
Algunas consideraciones sobre el video ‘El cinturón Fotónico y la Burbuja de Rescate Interdimensional' (http://vimeo.com/26264039)
Nota: En caso de no abrirse el vídeo de VIMEO, (enlace arriba), utilizar estos otros de Youtube, aunque de peor calidad.
Como es lógico, no puedo –dada mi ignorancia- pronunciarme sobre las
afirmaciones que se hacen sobre el Cinturón Fotónico, pues no tengo el
gusto de conocerlo. Me interesa, eso sí, centrarme en las cuestiones de fondo,
en el pensamiento que lleva a las personas que apuestan y valoran esta
clase de información a enfocarse en hipotéticos escenarios que asumen como indiscutibles,
a mi juicio, de manera insensata. Una comentarista del propio video
dice en la página: ‘Todo un privilegio poder ver nuestro futuro
cercano’. ¿Quién (y por qué motivo, alguien) le ha asegurado que es exactamente
ese nuestro futuro cercano? Creo, honestamente, que la respuesta de esa
comentarista, ese convencimiento que le hace dar algo por sentado, está
muy generalizado, y para mí no es sino un síntoma de la inmadurez de quienes viven creyendo, sin activar su intelecto analítico, que todo lo que se les dice es cierto. ¿Acaso no hay indicios suficientes para aceptar que dentro de la sobre-información reinante en este mundo alternativo hay un premeditado interés por controlar las conductas de los humanos más díscolos? He
visto el video completo, y me he preguntado, ‘Vale, imaginemos que
fuera cierto, pero, ¿qué se espera de nosotros?’ Pienso esto tras
dedicarle media hora a un producto que se dice informativo y que, sin
embargo, deja caer –absolutamente- todo el peso en lo que sucederá
alrededor del ser humano, que no aparece como co-protagonista del
relato, sino como 1) mero observador 2) receptor de una recompensa, lo que conviene es ir más allá de las palabras que hemos escuchado y las imágenes que hemos visto.
Creo, amigos, que mis reflexiones al respecto, más allá de ser acertadas o no, son bastante radicales. Como radical sé que soy en mis principios –equivocados o no- cuando se trata de confrontar una opción, digamos filosófica, frente a otra. Obviamente, uno (en mi caso) siempre tenderá a defender la concepción propia, pues no se apuesta por el caballo que se cree pueda perder, sino por el que se piensa es más veloz. Incluso se puede apostar por un caballo que se cree el mejor para llegar a la meta antes que el resto, sin que ello signifique despreciar la valía de las demás opciones.
Dicho esto, reconozco que el caballo que se nos presenta en esta película, aunque lo respeto, no me merece aprecio. La razón: mis suspicacias hacia el jinete que lo monta. Mi análisis parte de una perspectiva propia de lo que la realidad es y de lo que el futuro nos depara. Perspectiva que pretende ser coherente con la imagen que tengo de un proyecto divino que, llamadme antiguo, se expresa (entre otros) en términos de justicia, palabra que ni una sola vez es mencionada en el video.
Ya con el mismo título (El Cinturón Fotónico y la Burbuja de Rescate Interdimensional) empezamos mal. Supongo que la tendencia general es ansiar ser rescatados. Pero yo no lo deseo, al menos por el momento. Deseo, para unos y otros, aprendizaje.
Pero no un aprendizaje al estilo de lo que últimamente observo con horror en el llamado ‘mundo de la consciencia’, donde (mientras no se trate de damnificados económicos) casi todos están dispuestos a ser tolerantes con la maldad y el engaño. Precisamente para éstos no deseo rescate alguno que los libere de moverse por el planeta Tierra tomando decisiones incómodas que los saquen de su tibieza. Me recuerdan al inmóvil Rajoy, quietecito, no sea que sus movimientos pongan en riesgo el ascenso al poder. ‘Los de la consciencia’ han decidido que todoelmundoesbueno y que todossomosuno, de forma que evitan cualquier debate interno que les exija toma de decisiones; igualmente, quietecitos, no sea que la recompensa esperada (el nuevo mundo que ellos creen que liderarán, al estilo de la jerarquía israelita y teocrática que esperaba un mesías hecho a la medida de sus necesidades) se les vaya de las manos.
¿Pongo en duda la existencia de dicho cinturón? En absoluto. Carezco de conocimiento para ello; pero también carezco de conocimiento para afirmar, tajantemente, que aún existiendo, nuestro paso por él traerá consigo lo que alguien (a quien tampoco tengo el placer de conocer) ha prometido.
Soy el primero en aseverar que la realidad es infinitamente más elástica de lo que nos han contado, pero procuro ser sensato en la observación de dicha realidad. Y sensatez es no anteponer los deseos (sin pruebas o, como mínimo, indicios) a las posibilidades.
En mi opinión, el gravísimo problema que aqueja al ‘mundo de la consciencia’ es creer que cuando su alma-corazón se emociona con unas imágenes o mensajes que le hablan de esperanza (como es el caso), esas imágenes o mensajes han de ser indefectiblemente ciertos. Lamentablemente no hay una relación directa entre ‘creer que’ y ‘ser’. De hecho, lo que se interpone entre ambos conceptos, por mucho que a los gurús de la conciencia les moleste, se llama ‘pensamiento deseoso’.
Siento tener que ser tan agrio a la hora de reflexionar sobre un video que se supone, en principio, que ha de ser reconfortante, pero estoy escribiendo desde donde soy ahora, 15 de julio de 2011. Hace diez años es posible que hubiese hecho un análisis menos severo; por ‘fortuna’ llega en estos días y no dentro de un año, cuando, a buen seguro, mi carácter sería aún más crítico. Pongo entre comillas lo de fortuna pues espero, confío, que la madurez me recubra de mayor cordura, y me proteja cada vez más ante la almibarada levedad de quienes dicen ser buscadores de la verdad. Y de los reveladores de la verdad también.
Ya que analizamos, analicemos todo. La música, en la introducción (visión aérea del –posiblemente falso- círculo de cultivo del Vitruvio-mariposa) con una voz en eco; luego una música instrumental más emocional y pomposa, con coloristas imágenes psicodélicas que se funden unas sobre otras. De fondo, siempre un rostro femenino que pasa casi subliminalmente, acompañado de la música y la dulce voz, también femenina, de la narradora. ¿Qué hay de malo en ello? Aparentemente, nada. En profundidad, volvemos a encontrarnos con la preponderancia de las emociones frente a lo analítico. ¿Qué hay de pernicioso en ello? No sé si hay algo pernicioso en ello, pero yo, personalmente, prefiero saber hacia dónde se me conduce o me puedo conducir por propia voluntad, en base a una razón antes que a una emoción.
Yo mismo he hablado de la Onda que se acerca -puede que hasta ser cansino-, pero no es lo mismo poner el énfasis durante media hora en lo que posiblemente pasará, haciendo reduccionismo de la problemática en la que nos hallamos (y cómo resolverla en el ámbito personal), que exponer qué se espera de nosotros.
Eso les preguntaría yo a los sirios: ¿Qué esperáis de nosotros? Les preguntaría eso y les diría lo que no quiero de ellos. Y lo que, a juzgar por lo que el video cuenta, no quiero de ellos es el típico paternalismo que tanto se asemeja, no a un padre o hermano mayor real, sino a un tutor. O lo que es peor aún: a alguien que afirma que aparecerá al final de la historia cuando, sospecho, no ha dejado de estar con sus narices pegadas a nuestra nuca desde que el mundo es mundo. Y no, precisamente, ayudándonos.
Lo que, siempre en base a este video, los ‘hermanos mayores’ afirman (con sus palabras o sus calculados silencios) es que Dios ha dispuesto que tras este caos que aún hoy padecemos se lleve a cabo una transición a la española. Con Borbón incluido: ellos.
A mi entender, la cuestión principal reside no en lo que se afirma (que ejerce como receptor de la atención emocional y, por ende, intelectual), sino en lo que se calla, la letra pequeña del contrato. Y el contrato no es otra cosa que la creencia en las bondades de estas promesas, pantalla que evita que la atención se centre en las trampas contractuales.
Promesas propias del especulador que, previamente ha estado creando un estado de cosas que ha conducido al humano a la indefensión absoluta; cuya última etapa se ha manifestado en la filosofía predominante actual, la de quienes eligen libremente no tener un criterio propio acerca de lo que les rodea. Al fin y al cabo, según ellos, estamos sobre un escenario de experimentación, un juego, donde la psicopatía es bienvenida. Habría que ver si semejante principio resiste en el caso de que ellos fueran el padre o la madre, por poner un ejemplo actual, del niño descuartizado en Nueva York a manos del individuo que se acercó a él para ayudarlo, pues estaba perdido.
Lo que, a mi juicio, subyace en videos como éste es una mezcolanza de realidades (cambios en la galaxia), esperanzas (humanas) y engaños no explicitados (de entes sobrehumanos). ¿Por qué no se menciona en ningún momento que jamás hemos estado solos en la Tierra, y no precisamente para bien?
¡Bien precisos que son a la hora de afirmar que procedemos de acá o allá, dando nombres, pero ni una palabra sobre quiénes, además de los humanos, habitan en esta comarca cósmica!
Supongo que hablar de ese tema espinoso supondría tener que responder a una serie de preguntas muy delicadas, así que lo preferible es decirle al hombre que tras los cambios galácticos, per se, llegan los cambios de conciencia; así, como una lluvia torrencial que arrasa la tierra y se lleva los nutrientes. ¿No es más coherente con el plan celestial la comprensión de la conciencia como una fina e imperceptible lluvia persistente que se manifiesta a través de la aprehensión que el sujeto lleva a cabo en todas sus experiencias? Pues no. Los señores de la Federación de Luz consideran que tras el supuesto cambio dimensional, lo que toca es café para todos: ‘capacidades físicas y habilidades extrasensoriales sorprendentes, desembarco de personal técnico de la Federación Galáctica para limpiar la Tierra (…) Tecnología no contaminante para realizar viajes espaciales basados en tecnología extraterrestre (…) Los viajes espaciales serán habituales…’ En fin, romántico y hermoso, pero ¿cierto? ¿Justo? ¿Coherente?
Afirman: ‘Tendrán entre ustedes a los llamados extraterrestres, quienes son sus hermanos mayores, sus guías y consejeros durante este período transicional’.
Yo pregunto: ¿De cuándo a dónde, el ser humano ha razonado por sí mismo? ¿Acaso lo que hemos llamado procesos intelectuales no han sido, salvo excepciones, procesos mentales condicionados por un tercero (no humano)? Siendo así, ¿No es ya tiempo de que el adolescente ser humano comience a caminar por él mismo, sin falsas tutelas? ¿No son las promesas de ‘hermanos mayores, sus guías y consejeros durante este período transicional’, un conveniente postizo, un interesado añadido que beneficia a estos tutores tóxicos? ¿No estamos hablando de unos seres que se asemejan demasiado al vicario de Cristo, una suerte de senescal que vive de hablar del rey ausente pero teme su regreso? El reduccionismo de este mensaje toma forma en las imágenes que nos muestran el idílico futuro en términos de tecnología e influencia extraterrestre (se cuidan de no decir alienígena, que suena feo), y al pasado (todavía presente) en imágenes de líderes mundiales malignos ¿Y la ignorancia y la maldad intermedia? ¿Se esfuman ambas por arte fotónico? ¿Acaso no es evidente que sobre la Tierra hay personas sin alma, y no todas ellas lejos de casa?
Lo siento, yo soy más del libro Apocalipsis, donde también hay un cielo nuevo y una Tierra nueva, pero donde se deja meridianamente claro que, en tanto que se le pide a los justos que resistan y no se oscurezcan por la acción que les infringen los canallas sin alma, todo el escenario se completa con la justicia divina. Una justicia selectiva que no se lleva a cabo por los humanos que, si bien no están autorizados a ello, sí se les ha dicho: ‘buscad el reino y su justicia, y todo lo demás os será dado (…) No deis lo santo a los perros’. ¿Cuándo perdimos la alarma interna que nos alertaba de la presencia cercana de un depredador? ¿Cuándo dejó de ser coherente que nuestra humanidad residía en proteger la Vida (sea esposa/o, hijos, amigos, nosotros mismos) de toda agresión, leve o grave, evidente o sutil? Pues supongo que la respuesta a esta pregunta está aquí:
En el momento en el que, hábilmente, se relaciona a nuestras verdaderas identidades (lo esencial, lo espiritual, lo inmutable), con las habilidades extrasensoriales (tercera vez que son mencionadas en el video), tales como la telepatía, telequinesis, clarividencia, etc. ¿Se le prometen unas habilidades avanzadas en vez de instarlo a que pensamiento, sentimiento y acción estén en armonía? ¿Se le insta a prepararse para ser, sin esfuerzo, el superhombre soñado en sueños infantiles, a volver al día previo al simbólico Babel, sin haber superado las limitaciones del lenguaje verbal? ¿Se está prometiendo un móvil de última generación a quien aún no ha aprendido a escuchar a los demás y a sí mismo? Pues así es; se le llena la cabeza de pajaritos preñados a un humano, yo entre ellos, que aún no sabemos dónde tenemos la mano derecha: ‘Al ayudar a la jerarquía espiritual de este Sistema Solar (SS), ustedes regresarán a su eje espiritual como verdaderos guardianes de toda la vida en el planeta Tierra, así como de los otros planetas del SS’.
Finalmente me pregunto: ¿Qué hacemos pensando en el mañana de mañana, de mañana, cuando hay tanto por hacer en el hoy? Bástele a cada día su afán…
En resumen, yo prefiero quedarme en el presente, donde el comprometido carpintero sigue siendo vigente y necesario, en vez de creer en quienes diseñan expectativas que, de concretarse ese escenario, serán defraudadas. Prefiero ser tutelado por canallas con traje y corbata que comerme sin más los caramelos envenenados de quienes dicen ser mis hermanos mayores, los rescatadores. Tal vez, sólo tal vez, aquellos que dicen serlo, sean, precisamente, nuestros hermanos pequeños.
En cualquier caso, si un día ya lejano renegué de intermediarios humanos, hoy reniego de hermanos primogénitos galácticos, pues soy lo bastante hijo de mi padre y de mi madre como para mantener, interiormente, el contacto con ellos, sin necesidad de bastones, muletas o tutores externos.
Entretanto la verdad, sea cual sea (dulce o amarga), se manifiesta, sigamos viviendo y aprendiendo, lo cual significa usar no sólo el corazón que nuestra madre nos ha legado, sino el intelecto que nuestro padre desea que usemos, precisamente, en defensa del corazón. Tavo.
Creo, amigos, que mis reflexiones al respecto, más allá de ser acertadas o no, son bastante radicales. Como radical sé que soy en mis principios –equivocados o no- cuando se trata de confrontar una opción, digamos filosófica, frente a otra. Obviamente, uno (en mi caso) siempre tenderá a defender la concepción propia, pues no se apuesta por el caballo que se cree pueda perder, sino por el que se piensa es más veloz. Incluso se puede apostar por un caballo que se cree el mejor para llegar a la meta antes que el resto, sin que ello signifique despreciar la valía de las demás opciones.
Dicho esto, reconozco que el caballo que se nos presenta en esta película, aunque lo respeto, no me merece aprecio. La razón: mis suspicacias hacia el jinete que lo monta. Mi análisis parte de una perspectiva propia de lo que la realidad es y de lo que el futuro nos depara. Perspectiva que pretende ser coherente con la imagen que tengo de un proyecto divino que, llamadme antiguo, se expresa (entre otros) en términos de justicia, palabra que ni una sola vez es mencionada en el video.
Ya con el mismo título (El Cinturón Fotónico y la Burbuja de Rescate Interdimensional) empezamos mal. Supongo que la tendencia general es ansiar ser rescatados. Pero yo no lo deseo, al menos por el momento. Deseo, para unos y otros, aprendizaje.
Pero no un aprendizaje al estilo de lo que últimamente observo con horror en el llamado ‘mundo de la consciencia’, donde (mientras no se trate de damnificados económicos) casi todos están dispuestos a ser tolerantes con la maldad y el engaño. Precisamente para éstos no deseo rescate alguno que los libere de moverse por el planeta Tierra tomando decisiones incómodas que los saquen de su tibieza. Me recuerdan al inmóvil Rajoy, quietecito, no sea que sus movimientos pongan en riesgo el ascenso al poder. ‘Los de la consciencia’ han decidido que todoelmundoesbueno y que todossomosuno, de forma que evitan cualquier debate interno que les exija toma de decisiones; igualmente, quietecitos, no sea que la recompensa esperada (el nuevo mundo que ellos creen que liderarán, al estilo de la jerarquía israelita y teocrática que esperaba un mesías hecho a la medida de sus necesidades) se les vaya de las manos.
¿Pongo en duda la existencia de dicho cinturón? En absoluto. Carezco de conocimiento para ello; pero también carezco de conocimiento para afirmar, tajantemente, que aún existiendo, nuestro paso por él traerá consigo lo que alguien (a quien tampoco tengo el placer de conocer) ha prometido.
Soy el primero en aseverar que la realidad es infinitamente más elástica de lo que nos han contado, pero procuro ser sensato en la observación de dicha realidad. Y sensatez es no anteponer los deseos (sin pruebas o, como mínimo, indicios) a las posibilidades.
En mi opinión, el gravísimo problema que aqueja al ‘mundo de la consciencia’ es creer que cuando su alma-corazón se emociona con unas imágenes o mensajes que le hablan de esperanza (como es el caso), esas imágenes o mensajes han de ser indefectiblemente ciertos. Lamentablemente no hay una relación directa entre ‘creer que’ y ‘ser’. De hecho, lo que se interpone entre ambos conceptos, por mucho que a los gurús de la conciencia les moleste, se llama ‘pensamiento deseoso’.
Siento tener que ser tan agrio a la hora de reflexionar sobre un video que se supone, en principio, que ha de ser reconfortante, pero estoy escribiendo desde donde soy ahora, 15 de julio de 2011. Hace diez años es posible que hubiese hecho un análisis menos severo; por ‘fortuna’ llega en estos días y no dentro de un año, cuando, a buen seguro, mi carácter sería aún más crítico. Pongo entre comillas lo de fortuna pues espero, confío, que la madurez me recubra de mayor cordura, y me proteja cada vez más ante la almibarada levedad de quienes dicen ser buscadores de la verdad. Y de los reveladores de la verdad también.
Ya que analizamos, analicemos todo. La música, en la introducción (visión aérea del –posiblemente falso- círculo de cultivo del Vitruvio-mariposa) con una voz en eco; luego una música instrumental más emocional y pomposa, con coloristas imágenes psicodélicas que se funden unas sobre otras. De fondo, siempre un rostro femenino que pasa casi subliminalmente, acompañado de la música y la dulce voz, también femenina, de la narradora. ¿Qué hay de malo en ello? Aparentemente, nada. En profundidad, volvemos a encontrarnos con la preponderancia de las emociones frente a lo analítico. ¿Qué hay de pernicioso en ello? No sé si hay algo pernicioso en ello, pero yo, personalmente, prefiero saber hacia dónde se me conduce o me puedo conducir por propia voluntad, en base a una razón antes que a una emoción.
Yo mismo he hablado de la Onda que se acerca -puede que hasta ser cansino-, pero no es lo mismo poner el énfasis durante media hora en lo que posiblemente pasará, haciendo reduccionismo de la problemática en la que nos hallamos (y cómo resolverla en el ámbito personal), que exponer qué se espera de nosotros.
Eso les preguntaría yo a los sirios: ¿Qué esperáis de nosotros? Les preguntaría eso y les diría lo que no quiero de ellos. Y lo que, a juzgar por lo que el video cuenta, no quiero de ellos es el típico paternalismo que tanto se asemeja, no a un padre o hermano mayor real, sino a un tutor. O lo que es peor aún: a alguien que afirma que aparecerá al final de la historia cuando, sospecho, no ha dejado de estar con sus narices pegadas a nuestra nuca desde que el mundo es mundo. Y no, precisamente, ayudándonos.
Lo que, siempre en base a este video, los ‘hermanos mayores’ afirman (con sus palabras o sus calculados silencios) es que Dios ha dispuesto que tras este caos que aún hoy padecemos se lleve a cabo una transición a la española. Con Borbón incluido: ellos.
A mi entender, la cuestión principal reside no en lo que se afirma (que ejerce como receptor de la atención emocional y, por ende, intelectual), sino en lo que se calla, la letra pequeña del contrato. Y el contrato no es otra cosa que la creencia en las bondades de estas promesas, pantalla que evita que la atención se centre en las trampas contractuales.
Promesas propias del especulador que, previamente ha estado creando un estado de cosas que ha conducido al humano a la indefensión absoluta; cuya última etapa se ha manifestado en la filosofía predominante actual, la de quienes eligen libremente no tener un criterio propio acerca de lo que les rodea. Al fin y al cabo, según ellos, estamos sobre un escenario de experimentación, un juego, donde la psicopatía es bienvenida. Habría que ver si semejante principio resiste en el caso de que ellos fueran el padre o la madre, por poner un ejemplo actual, del niño descuartizado en Nueva York a manos del individuo que se acercó a él para ayudarlo, pues estaba perdido.
Lo que, a mi juicio, subyace en videos como éste es una mezcolanza de realidades (cambios en la galaxia), esperanzas (humanas) y engaños no explicitados (de entes sobrehumanos). ¿Por qué no se menciona en ningún momento que jamás hemos estado solos en la Tierra, y no precisamente para bien?
¡Bien precisos que son a la hora de afirmar que procedemos de acá o allá, dando nombres, pero ni una palabra sobre quiénes, además de los humanos, habitan en esta comarca cósmica!
Supongo que hablar de ese tema espinoso supondría tener que responder a una serie de preguntas muy delicadas, así que lo preferible es decirle al hombre que tras los cambios galácticos, per se, llegan los cambios de conciencia; así, como una lluvia torrencial que arrasa la tierra y se lleva los nutrientes. ¿No es más coherente con el plan celestial la comprensión de la conciencia como una fina e imperceptible lluvia persistente que se manifiesta a través de la aprehensión que el sujeto lleva a cabo en todas sus experiencias? Pues no. Los señores de la Federación de Luz consideran que tras el supuesto cambio dimensional, lo que toca es café para todos: ‘capacidades físicas y habilidades extrasensoriales sorprendentes, desembarco de personal técnico de la Federación Galáctica para limpiar la Tierra (…) Tecnología no contaminante para realizar viajes espaciales basados en tecnología extraterrestre (…) Los viajes espaciales serán habituales…’ En fin, romántico y hermoso, pero ¿cierto? ¿Justo? ¿Coherente?
Afirman: ‘Tendrán entre ustedes a los llamados extraterrestres, quienes son sus hermanos mayores, sus guías y consejeros durante este período transicional’.
Yo pregunto: ¿De cuándo a dónde, el ser humano ha razonado por sí mismo? ¿Acaso lo que hemos llamado procesos intelectuales no han sido, salvo excepciones, procesos mentales condicionados por un tercero (no humano)? Siendo así, ¿No es ya tiempo de que el adolescente ser humano comience a caminar por él mismo, sin falsas tutelas? ¿No son las promesas de ‘hermanos mayores, sus guías y consejeros durante este período transicional’, un conveniente postizo, un interesado añadido que beneficia a estos tutores tóxicos? ¿No estamos hablando de unos seres que se asemejan demasiado al vicario de Cristo, una suerte de senescal que vive de hablar del rey ausente pero teme su regreso? El reduccionismo de este mensaje toma forma en las imágenes que nos muestran el idílico futuro en términos de tecnología e influencia extraterrestre (se cuidan de no decir alienígena, que suena feo), y al pasado (todavía presente) en imágenes de líderes mundiales malignos ¿Y la ignorancia y la maldad intermedia? ¿Se esfuman ambas por arte fotónico? ¿Acaso no es evidente que sobre la Tierra hay personas sin alma, y no todas ellas lejos de casa?
Lo siento, yo soy más del libro Apocalipsis, donde también hay un cielo nuevo y una Tierra nueva, pero donde se deja meridianamente claro que, en tanto que se le pide a los justos que resistan y no se oscurezcan por la acción que les infringen los canallas sin alma, todo el escenario se completa con la justicia divina. Una justicia selectiva que no se lleva a cabo por los humanos que, si bien no están autorizados a ello, sí se les ha dicho: ‘buscad el reino y su justicia, y todo lo demás os será dado (…) No deis lo santo a los perros’. ¿Cuándo perdimos la alarma interna que nos alertaba de la presencia cercana de un depredador? ¿Cuándo dejó de ser coherente que nuestra humanidad residía en proteger la Vida (sea esposa/o, hijos, amigos, nosotros mismos) de toda agresión, leve o grave, evidente o sutil? Pues supongo que la respuesta a esta pregunta está aquí:
En el momento en el que, hábilmente, se relaciona a nuestras verdaderas identidades (lo esencial, lo espiritual, lo inmutable), con las habilidades extrasensoriales (tercera vez que son mencionadas en el video), tales como la telepatía, telequinesis, clarividencia, etc. ¿Se le prometen unas habilidades avanzadas en vez de instarlo a que pensamiento, sentimiento y acción estén en armonía? ¿Se le insta a prepararse para ser, sin esfuerzo, el superhombre soñado en sueños infantiles, a volver al día previo al simbólico Babel, sin haber superado las limitaciones del lenguaje verbal? ¿Se está prometiendo un móvil de última generación a quien aún no ha aprendido a escuchar a los demás y a sí mismo? Pues así es; se le llena la cabeza de pajaritos preñados a un humano, yo entre ellos, que aún no sabemos dónde tenemos la mano derecha: ‘Al ayudar a la jerarquía espiritual de este Sistema Solar (SS), ustedes regresarán a su eje espiritual como verdaderos guardianes de toda la vida en el planeta Tierra, así como de los otros planetas del SS’.
Finalmente me pregunto: ¿Qué hacemos pensando en el mañana de mañana, de mañana, cuando hay tanto por hacer en el hoy? Bástele a cada día su afán…
En resumen, yo prefiero quedarme en el presente, donde el comprometido carpintero sigue siendo vigente y necesario, en vez de creer en quienes diseñan expectativas que, de concretarse ese escenario, serán defraudadas. Prefiero ser tutelado por canallas con traje y corbata que comerme sin más los caramelos envenenados de quienes dicen ser mis hermanos mayores, los rescatadores. Tal vez, sólo tal vez, aquellos que dicen serlo, sean, precisamente, nuestros hermanos pequeños.
En cualquier caso, si un día ya lejano renegué de intermediarios humanos, hoy reniego de hermanos primogénitos galácticos, pues soy lo bastante hijo de mi padre y de mi madre como para mantener, interiormente, el contacto con ellos, sin necesidad de bastones, muletas o tutores externos.
Entretanto la verdad, sea cual sea (dulce o amarga), se manifiesta, sigamos viviendo y aprendiendo, lo cual significa usar no sólo el corazón que nuestra madre nos ha legado, sino el intelecto que nuestro padre desea que usemos, precisamente, en defensa del corazón. Tavo.
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