Clave Maya para la
Reflexión nº 49
Con
las cuatro últimas Reflexiones Maya, (han de ser 52) Guillermo Hernández
Barbosa nos ha hecho un comentario, que si bien es para nosotros en Ituci Siglo
XXI, nos ha parecido que tenemos que compartirlo con todos. Irá antecediendo a
cada una de esas cuatro últimas Reflexiones. Es así: Por fin,
aquí van las cuatro reflexiones faltantes, sabía que en ellas tenía que poner
colofón a las reflexiones con mis propias conclusiones y así lo he logrado. Se
que no es lo más didáctico, pero también soy consciente de que estoy
tratando con la más completa de todas las ciencias jamás entregada a la
Humanidad, que tiene que ver con todo y como si fuera poco, con profundidad
matemática coherente. De verdad que he hecho un esfuerzo indecible por resumir,
a riesgo de saltarme conceptos de una cosmovisión con verdadero propósito
iluminador de la Consciencia. Es tan solo una ofrenda, un aporte discreto al
conocimiento de la Gran Obra que los instructores maya nos legaron y un aporte
para aquellos que se den el permiso de encontrar.
Nº
49.
La Tierra, Uramtia, como una nave del Tiempo, nos conduce a buen
puerto: Ella no ha perdido el rumbo, son los humanos enajenados, -los que
aturdidos por los embelesos del sistema de control- no despiertan aún de la
pesadilla de la historia impostada tal como la conocemos. La Tierra, está a
punto de realizar un viraje en su trayectoria evolutiva, punto al cual ha
llegado no sin el ingrediente como valor agregado que le ha impreso el
colectivo humano como elemento pensante, al que ha amamantado y hasta soportado
sus incoherencias últimamente. La tierra ha navegado durante eones, por ciclos
de evolución en el océano del Tiempo. Son las Leyes del Tiempo, las que
dictaminan cuándo una de sus entidades está a punto de dar inicio a otro ciclo,
ante lo cual, es un imponderable abandonar el anterior, aunque en apariencia,
queden cosas inconclusas para la mirada de los involucrados; valdría recordar
para ello una anécdota en este sentido: cuando los instructores maya en toda
América, vieron acercarse el día 1’440.000 de su propia cuenta (830 D.J.)
abandonaron sus labores incluyendo las físico-sociales y ordenaron dejar todo
tal cual, aún lo no terminado; ellos no podían darse el lujo de perder la
apertura de una especial puerta dimensional, que les conduciría de retorno a
sus otras realidades. Las líneas de Tiempo son implacables y la tierra ni el
tzol escapan a ello. La Voluntad galáctica dictamina que al final de esta
cuenta maya intermedia para los humanos en la tierra, cesen las labores de todo
tipo, porque el propósito de esta fase ya está cumplido: incorporarle al
planeta el pensamiento auto-reflexivo, inscribir a la tierra entre las
entidades con Consciencia; la tierra ha tenido memoria de sí, más no
consciencia de sí, ahora la tiene, ese era su puerto siguiente y está en él.
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