De EL ATHANOR DE ARBATEL (Juan Sánchez Gallego)

SOBRE LOS MAESTROS

“La verdad no puede encontrarse en la superficie”

El hombre, por norma, suele ser prisionero de prejuicios que en la mayoría de los casos le han sido inculcados por su entorno familiar y social; lo peor es que él se deja arrastrar por ellos, casi siempre por comodidad, ya que en líneas generales y salvo contadas excepciones, le es más cómodo que piensen por él que pensar de mutu proprio.

Esta reflexión viene a cuento al tomar consciencia de la gran cantidad de personas que dicen estar buscando “un maestro”. Somos conscientes, aunque nos apene, que la generalidad de las personas busquen a otro u otros a los que echarle la culpa de sus errores, así nos eximimos de nuestras responsabilidades a al menos así lo creemos, de ahí esa búsqueda, aunque estamos seguros de que esa actitud es un craso error.

Paradójicamente es el colectivo que dice estar estudiando tenas esotéricos o herméticos donde más se da eso de “buscar un maestro”, cuando estando en esa parcela del saber deberían saber que el verdadero Maestro es el Yo Interior, el que muchas veces se manifiesta según entiende el pueblo llano como “intuición” y, a la que no suele echársele demasiada cuenta. Por supuesto que es más romántico, por no decir fantástico, tan de moda hoy día, tener un maestro apolíneo o angelical, según gusto, en el que descargar los problemas con la seguridad (?) de que nos lo resolverá, perjudiquen o no a otra/s persona/s, que esa es otra cuestión. Aquellos que buscan afanosamente un maestro lo que pretenden, consciente o inconscientemente, es tener al Genio de la Lámpara de Aladino a su servicio ¡algo que es de risa!

Lo también paradójico es que encontramos a personas que al estar preparadas universitariamente creíamos deberían estar curadas de ese mal y, al parecer por lo observado no lo están  pues, también buscan un maestro, puede que a ver, que pasa cuando le encuentren (?) si tienen la “suerte” de encontrarle; algo que de corazón les deseo a todos pues de ser así cambiará la visión de la vida.

                                                           Juan Sánchez Gallego (Arbatel)