jueves, 3 de mayo de 2012

INTERPRETANDO MATRIX (2) por Tavo Jiménez de Armas

ANÁLISIS DE LA PELÍCULA 'THE MATRIX' (y 2)



Puesto que Neo ha elegido conocer qué es Matrix, Morfeo lo conduce a otra estancia, donde es conectado a un complejo sistema electrónico. La píldora que Neo ha tomado es un programa de rastreo que permitirá, de algún modo, neutralizar su imagen corpórea dentro de Matrix, y localizar la ubicación exacta de lo que sería su esencia-alma. A partir de entonces, Neo observa cómo la materia que le rodea, incluido su propio cuerpo, se distorsiona. Lo que hasta entonces parecía compacto ahora se muestra frágil y maleable.

Neo comienza a despertar a un nuevo estado. Podríamos decir que su imagen-cuerpo se ha desmantelado y, consiguientemente, su conciencia física, el monitor por el que percibe la realidad, ha ido a encontrarse con la verdadera composición de su cuerpo, viéndose como esclavo integrante de la granja, alegoría del Sistema de Control. Así que lo vemos desnudo, dentro de una cápsula llena de un líquido viscoso, conectado a un sistema inmenso de millones y millones de otras cápsulas. Se entiende que todo ello hace las funciones de un invernadero humano, en el que lo primordial es la extracción de la energía vital (alma, 20 %).
Una vez desconectado de la estructura, Neo es recogido por sus nuevos amigos, que están en una nave llamada Nabucodonosor. Ese cambio de escenario es fácil de entender: del mismo modo que Thomas Anderson era una imagen artificial de la esencia llamada Neo, lo mismo les ocurre a Morfeo, Trinity, y todo el equipo de rebeldes. Digamos que ahora estamos viendo la realidad, y antes observábamos el mundo virtual, Matrix.
-Bienvenido al mundo real –le dice Morfeo a un Neo que ya no volverá a ser el mismo-. Lo conseguimos, Trinity, lo encontramos.
-Espero que tengas razón –responde la chica.
-Yo no espero nada. Lo sé –replica convencido.

LA BÚSQUEDA HA CONCLUIDO

Neo ha comenzado a tomar conciencia de sí mismo. Una conciencia que persigue la simplificación, dejando a un lado las trivialidades. Simplificar significa dejar ir, liberar los lastres que nos apegan al Sistema de Control, y profundizar en el complejo conocimiento que fluye más allá del espejismo de la apariencia.
En ese sentido, el Neo real, el que yace bajo el artificioso traje confeccionado en la granja, es estéticamente diferente. De hecho, lo observamos sin cabello alguno, en período de rehabilitación, pues sus músculos (obvia alegoría de sus capacidades intelectuales y emocionales en plenitud) estaban atrofiados. Sus doloridos ojos están ejercitándose por primera vez; ahora está empezando a ver desde dentro, desde el centro mismo de su conciencia (80 %).
En este escenario no existen los tonos verdosos que predominaban en Matrix. Por el contrario, todo parece sutilmente tintado en azul. Dentro de la nave no hay un ambiente estéticamente confortable, pero sí hay paz y calidez.
Morfeo va presentando toda su tripulación al recién liberado. Conocemos a Apoc, Interruptor, Cifra, Ratón, Tanque y Dozer. Llama la atención que todos vistan en tonos grises, excepto Cifra…
Otro de los detalles más llamativos es la placa identificativa de la nave. En ella se lee: Marcos III, Número 11. Se trata de un versículo bíblico que dice así sobre la presencia de Cristo: ‘Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Evidentemente, se puede trasladar dicha cita a la personalidad de El Elegido, Neo, pues él es una imagen más del arquetipo Cristo, personificación de la conciencia (80 %, intelecto, emisor, masculino) que equilibra al alma (20 %, emociones, receptor, femenino).
Tras las presentaciones, Morfeo le muestra a Neo, gracias a un programa informático, qué es Matrix. Gracias a dicho programa se puede cargar, con destino a Matrix, todo lo que se desee. Pero no sólo objetos físicos. De hecho, la apariencia física varía respecto de la que se tiene en la nave. Morfeo denomina imagen residual a ese fenómeno, una suerte de proyección mental de tu’ yo digital’.
-Entonces, ¿esto no es real? –pregunta Neo una vez dentro del programa.
-¿Qué es real? –insiste Morfeo- ¿De qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver, lo real podrían ser señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.
Llegados a este punto, Morfeo le muestra a Neo el mundo tal y como lo conocemos. Y le explica que ahora sólo existe como una simulación interactiva a la que llamamos Matrix. Le dice que ha estado viviendo en un mundo imaginario, y que la realidad es que el mundo real está en ruinas (léase siempre metafóricamente), en lo que Morfeo denomina el desierto de lo real. Éste prosigue con su revelador discurso, explicando cómo al comienzo del siglo XXI la humanidad estaba celebrando, con entusiasmo, su atrevimiento al crear la inteligencia artificial (IA). Una creación que se volvería contra el hombre…
Tal es así, que en el enfrentamiento contra ese monstruo creado por la humanidad, el hombre arrasó el cielo. Y el mismo ser humano se convirtió en fuente de energía para las máquinas que lo esclavizaron…
El relato fílmico de los hermanos Wachowski y la hipótesis de entidades sobrehumanas que intervienen sobre nuestra dimensión, convergen en un punto que, desde la óptica estrictamente racional, no deja de ser sino una exposición de ciencia ficción. No obstante, desde mi punto de vista, esta convergencia nos sirve para entender la legítima hipótesis de trabajo sobre entes (alienígenas) a los que, podría ser, servimos como fuente de energía (ese alimento sería la Vida, el simbólico 20 %, emocional). El símil, más allá de los elementos fantásticos propios de la narración cinematográfica, me parece muy válido, al menos, como punto de partida para el cuestionamiento de lo que creemos real. Después de todo, la principal discrepancia entre ambos modelos está en la naturaleza del ente opresor (IA / alienígenas), no en sus efectos.
La IA bien puede asociarse con la deshumanización del ser humano y su dependencia a manos de la tecnología, una burbuja de falsas ilusiones con la misma consistencia de la euforia. La deshumanización del hombre y la mujer es una forma de sintetizar el devenir de una humanidad perezosa, adicta a una espiritualidad prostituida, irresponsable en la delegación de competencias y compromisos.
El desdén hacia lo interior toma forma en el imperio de lo aparente, el culto a lo perecedero, la entronización de una mente adictiva y desorientada, fácil de engañar (por las apariencias, la seducción del lenguaje), ligada a los dictados del sistema. Todo eso y mucho más, en mi humilde opinión, se ilustra en la inteligencia artificial (antítesis de la conciencia) de la que nos habla Morfeo.
Dicho esto, permíteme, amigo lector, que prosigamos con el relato que Morfeo le está contando a un Neo perplejo ante la inconsistencia de lo que, hasta entonces, creía real.
-¿Qué es Matrix? –reitera Morfeo-. Control. Matrix es un mundo imaginario generado por ordenador. Construido para mantenernos bajo control y convertir al ser humano en esto –le muestra una batería eléctrica.
-No… -responde Neo, conmocionado. Le cuesta aceptar semejante posibilidad-. No me lo creo. No es posible.
-No te dije que fuera fácil, Neo. Te dije que sería la verdad.
Pero el torrente de información acaba por producir ansiedad en el chico, y es sacado del programa y regresado a la Nabucodonosor. Allí, una vez se ha calmado y ha comenzado a aceptar lo que le ha sido desvelado, pregunta a Morfeo si, acaso, se puede volver a la vida que tenía antes. Morfeo le responde negativamente y le pide disculpas por haber roto una de las normas elementales que él se había impuesto: no liberar ninguna mente ya curtida por los años de experiencia en Matrix.
En realidad, Morfeo tiene un complejo conflicto interior. Sabe qué es lo que debe hacer, pero al mismo tiempo conoce que sus decisiones no están exentas de dolor. Dolor en otros, pero también en él. Asumió la responsabilidad de buscar, proteger e instruir a El Elegido, pero ese mismo compromiso viene acompañado de cierto sacrificio. Quizás por ello siente una evidente culpa, por el daño que Neo pudiera sufrir a causa de lo que debe darle a conocer. Aunque no es menos cierto que la ruptura de los moldes mentales de Neo es un destete espiritual imprescindible para acceder a la evolución. Así que, muy a pesar del daño, esta lucha en la conciencia de Morfeo, como elemento de su propia redención, se resuelve con la aceptación de que la verdad es dura pero necesaria.
Y que Neo debe madurar y aceptar una realidad que siempre intuyó, aunque no supiese procesarla –ni verbalizarla- hasta entonces. Una verdad que conforma su destino. Un destino que Morfeo se encarga de recordarle…
-Cuando Matrix se construyó, en su interior nació un hombre. Tenía la capacidad de cambiar lo que quisiera para rehacer Matrix a su voluntad. Él fue quien liberó a los nuestros. Nos enseñó la verdad. Resulta que, mientras Matrix exista, la raza humana jamás será libre. Después de que él muriera, El Oráculo profetizó su regreso, y que su llegada presagiaría la destrucción de Matrix, el fin de la guerra, y nos traería la libertad. Por esa razón, algunos de nosotros nos hemos pasado la vida rastreando Matrix, buscándole a él... He hecho lo que he hecho porque creo que la búsqueda ha concluido.

DESPROGRAMANDO

En efecto, Neo muestra el arquetipo del hijo del hombre (Anderson), cuyo regreso en las conciencias (80 %) de los humanos (20 %) pronostica el final de la pugna material entre los engendros sustentados por las bestias, y los que reivindican la libertad del espíritu humano y su derecho a construir en la dimensión material.
Entonces, Neo comienza a ser instruido en las técnicas de combate. Lo que en la pantalla se muestra como artes marciales puede ser comprendido como procedimientos y habilidades para la transformación mental. Luchando contra Morfeo, Neo aprende a adaptarse, a improvisar, a resistir, a sobreponerse a las leyes que rigen la granja.
Y Trinity, al ver los avances del chico, sonríe. Los progresos de Neo parecen evidenciar que se trata de El Elegido. Aunque Morfeo trate de mostrarle la puerta que conduce a la liberación de la mente, es Neo quien debe hacer el trabajo, quien debe olvidar todo lo que dio por bueno hasta ese momento, como el miedo, la duda y la incredulidad (y el exceso de credulidad, también). Tarea difícil, pero posible.
A pesar de los logros, Neo debe mejorar mucho más; llegará el momento de entrar en Matrix, y su mente, si no la controla, lo expondrá a una muerte segura. Antes, debe adecuar su mente para la improvisación, para ser resolutiva y perspicaz ante los contratiempos diarios, redibujando la estrategia, disponiéndose a abandonar proyectos inmediatos –si fuera preciso- para construir su objetivo primordial: ser (20 % + 80 % en equilibrio).
Si no se escarba, indagando con perseverancia, en la acción de desprogramación mental, no se hallarán las raíces de la granja, lo no evidente, lo que yace en el inconsciente colectivo -posible hogar de los dioses parásitos-, escenario al que hay que acudir si deseamos ver cómo se origina la maraña. Tratar de resolver exclusivamente en la materia, como un activista social al uso, no es sino una agotadora posibilidad, una lucha contra las consecuencias materiales, pero no contra el origen de las mismas.
Posiblemente, también Thomas Anderson protestó, movilizó, denunció, ayudó, pero se mantuvo inserto en una sociedad que lo adormecía, que dinamitaba su soberanía personal. No obstante, si queremos un trabajo más efectivo, a más largo plazo, tendremos que dirigirnos a la desprogramación individual, actuando sobre el germen, el lugar más sagrado para las bestias. Precisamente ahí, profanando el semillero, cuestionando lo que no quieren que te cuestiones, nace la turbación. Y entre el hedor de lo descompuesto estás tú, capacitado para emprender la lucha interna por la dignidad. Y lo prosaico y trivial, lo frívolo y lo insustancial, quedan atrás. Como quedan atrás las efímeras promesas que vende la sociedad romántica, madre de un estresante dinamismo que no conduce sino a la extenuación del tiranizado.

LA INSTRUCCIÓN

Y el adiestramiento continúa…
-Matrix es un sistema –le dice Morfeo a Neo, mientras pasean por un programa que recrea una concurrida avenida de cualquier ciudad-. Ese sistema es nuestro enemigo. Pero cuando entras, ¿qué ves a tu alrededor? Hombres de negocio, profesores, abogados, carpinteros… Son las mentes de los mismos que intentamos salvar, pero hasta que no lo hagamos siguen formando parte de ese sistema, y eso hace que sean nuestros enemigos. Tienes que entender que la mayoría de ellos no están preparados para ser desactivados. Y muchos están tan habituados, dependen tanto del sistema, que lucharían para protegerlo.
Y mientras Morfeo pronuncia esas últimas palabras, el pupilo se encuentra frente a una atractiva joven rubia, vestida de rojo, que distrae su atención. La vuelve a observar y ésta se ha convertido en un agente -con la apariencia de Smith- que lo apunta con una pistola. Como dice Morfeo: si no estás con nosotros, eres uno de ellos.
Smith es el ego terrenal, el enlace mental entre la criatura subyugada y la granja. O como dice Morfeo: Son programas capaces de sentir; definición que enfatiza el uso inmoral que, de los sentimientos, se hace en Matrix. Recuérdese la habilidad de los psicópatas, cuando hablamos de la capacidad que tienen para fingir sentimientos de empatía.
En esta ocasión, Neo se ha visto abordado por la fuerza de atracción que se desarrolla entre los cuerpos, algo inherente a la constitución carnal. Una fuerza que, en los estratos de menor maduración espiritual conlleva la preeminencia de las hormonas, lo que podríamos llamar amor lúdico. Se trata de una clase de vínculo que construye relaciones cimentadas en la pasión más llana. En ellas se acepta que el amor también es amargo, pero no como fruto del crecimiento mutuo, sino de la imposición de determinados preceptos inmovilistas que, siendo aceptados por miedo al rechazo, se convierten en fatales errores de base que convierten la relación en un círculo parasitario.
Esos errores conceptuales se personifican en la aceptación de los roles politizados en ambos miembros, cuando la fuerza masculina se contamina y ejerce como socialmente se ha dictado, y la fuerza femenina sigue los mismos cánones. El peso de la tradición, una vez más… Aunque claramente exagerado, un ejemplo de despolitización del cuerpo lo tenemos en la actitud mostrada por Cleveland Heep en La Joven del Agua, cuando se comporta como si de un niño se tratase, libre del lenguaje gesticular que se espera de un varón adulto, para que la señora Choi acepte narrarle el cuento narf.
Las características que hacen de Jade una mujer singular para su tiempo son, junto a la disposición de su esposo –Lao Er- a entrar en el mundo que ella reivindica, ejemplos notorios de esa despolitización. También en ese amplio y complejo estadio que incumbe a dos debe ejercitarse un constante trabajo, para que las dos fuerzas -más allá de las condiciones corpóreas- puedan complementarse ascendentemente. De ese modo podrá brotar el amor real, en el propósito recíproco de contrarrestar al ego intoxicador y sus deficiencias. La parte esencial sólo es desvelada y compartida con aquel o aquella digna de semejante tesoro, que en manos de seres vanos acaba vulgarizado.
He ahí la razón de la cautela de Trinity a la hora de hacer fluir sus sentimientos hacia Anderson, que aun debe demostrar el grado de afinidad con su esencia, Neo. Ese es el trabajo complementario de nuestro protagonista, en el que no interviene Morfeo sino Trinity. Una labor que comienza con el esfuerzo del chico por aceptar que una ruda pose de centauro del desierto, sería ineficaz ante la chica. Ella se sentiría identificada con un hombre que no necesita hacer hincapié en su masculinidad.
Borrar la distinción entre hombre y mujer es uno de los objetivos de quienes se sienten identificados con el pensamiento gnóstico. Véase lo que afirma el Evangelio de Tomás, logión 22, de los textos de Nag Hammadi:

Jesús ve unos nenes que están mamando y dice a sus discípulos: Estos nenes que están mamando se asemejan a los que entran en la soberanía. Le preguntan: ¿Al convertirnos en nenes entraremos en la soberanía? Jesús les responde: Cuando hagáis los dos uno, y hagáis el interior como el exterior, y el exterior como el interior y lo de arriba como lo de abajo, y así establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad, de tal modo que el hombre no sea masculino y la mujer no sea femenina, entonces entraréis en la soberanía.

La lectura de este pasaje evidencia que desde hace siglos, contra la ortodoxa corriente que ha marcado las épocas, el ser humano conoce el sendero para recuperar la soberanía usurpada. Un sendero, a la vista está, interior.
Ese trabajo de pulimentación ya lo ha tenido en cuenta Trinity, que se muestra equilibrada, despolitizada del rol que Matrix, por ser mujer, le había conferido. Trinity es una falla en el sistema. Su imagen suprime la diferenciación discriminatoria, a través de su definido liderazgo sobre un conjunto de varones; también en que la identificación de El Elegido, en última instancia, recaerá en ella…
Desde un principio, su vestimenta -libre de florituras- desvela el desprecio a la política de rangos. En su imagen, su cuerpo biológico, tanto dentro como fuera de Matrix, no hay largos cabellos rubios, ni aspecto virginal. No hay ademán de suave feminidad al uso; por contra, tenemos indocilidad e iniciativa, perfectamente construidas en cada uno de sus movimientos, y en el dominio de sus emociones.
En Matrix, el mismo orden social, las ceremonias, los discursos, están inclinados a representar la supremacía varonil imperante, frente a la condición femenina. Incluso, como hemos visto, las cosmovisiones de las tres grandes religiones del mundo esquematizan la diferenciación entre las dos condiciones, siempre con preeminencia del dios masculino, el profeta, el libertador del folclore judío, el hijo de Dios…
Aquí, al contrario de otros esquemas narrativos clásicos respecto de un héroe, Trinity no ha sido colocada en el guión para distraer con sensualidad, sino para todo lo contrario. Ella es la causa personificada, la que muestra un innegociable propósito de destruir Matrix a toda costa. Con todo ello ya está creando, ya que se asignó para sí una tarea que la granja consideraría únicamente digna de un varón. De este modo, su rol no es de relleno, sino de imprescindible complemento a Neo.

EL TRAIDOR

La presencia de Neo en la Nabucodonosor entusiasma a la tripulación, con la excepción de Cifra, cuyos celos por el recién llegado quedaron patentes desde aquella primera conversación con Trinity, al comienzo de la película. La relación de ella con El Elegido irrita profundamente a Cifra, que trata, a toda costa, de sembrar de dudas la mente de Trinity.
Con Cifra estamos ante un evidente ejemplo del poder del ego. Y aunque se muestre en un cuerpo humano, se trata de la propia psique de Trinity, de su residual recelo a la hora de dar veracidad a sus sentimientos y su intuición. De nuevo, un Farber / Scrunt en potencia.
Cifra habita en la nave, pero su mente sigue ligada a la granja. No nos debe extrañar su presencia alrededor de Trinity, ya que también representa a la Bestia que desea ocupar, como si de un usurpador de la conciencia se tratara, el lugar que sabe no le corresponde.
Incluso su nombre nos informa de lo que su comedido comportamiento oculta: Cifra evoca una de las figuras más sugerentes del libro Apocalipsis. En el capítulo 13, verso 18, se nos dice: Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis. Así, Cifra es ese número de hombre.
Dicho esto, no resulta nada extraño que, a medida que Neo va consolidando su identidad, Cifra vaya acentuando su personalidad de traidor, como moderno Judas...
Lo vemos cenando con Smith, quien se dirige a él con otro nombre: Reagan. Se trata de una alusión al que fuera presidente de Estados Unidos, Ronald Wilson Reagan. Nótese que cada uno de los tres nombres está compuesto por seis letras, lo que da lugar al 666 que define a Cifra, quien degusta un pedazo de carne mientras dice que la ignorancia es la felicidad. Durante la comida se ha llegado a un acuerdo. La conspiración siempre presente. Cifra exige no acordarse de los años que ha permanecido fuera de Matrix. De nuevo se hace un guiño a Ronald Reagan, víctima de la enfermedad de Alzheimer. Las referencias al político y estrella de Hollywood continúan cuando el conspirador reclama ser rico e importante, como un actor.
Smith acepta las reivindicaciones de Cifra, quien se compromete a entregarle a Morfeo. La ocasión para prender al líder de la Resistencia se ofrece cuando éste y Trinity se encaminan a casa de El Oráculo, para que Neo lo conozca.

EL ORÁCULO

La primera sorpresa viene cuando descubrimos que detrás de ese sobrenombre se oculta una campechana mujer de palabras sencillas, guía de apoyo que profetizó el retorno de aquel ser con poder para destruir Matrix. Fue ella quien le dijo a Morfeo que lograría encontrarlo. Y, aunque Neo lo desconoce todavía, también le hizo saber a Trinity que ella sería la que, guiándose por sus sentimientos, identificaría a El Elegido. La responsabilidad que recae en Trinity es muy similar a la de Vick, el inseguro escritor de La Joven del Agua, cuyo extraordinario sentir ante Story lo definirá como el recipiente que se espera. En ambos casos, la simplicidad y la sencillez son denominador común.
El Oráculo recibe a Neo en la cocina, mientras prepara unas galletas y se fuma un cigarrillo. Sobre el marco de la puerta una frase preside la estancia: Conócete a ti mismo. Ahí está condensada toda la respuesta que la amable señora puede darle al joven Anderson.
En realidad, pareciera que la visita, desde el punto de vista de quien espera que se le confirme algo que sólo debe buscar dentro, es irrelevante. Puesto que los cuerpos son torpes de entendimiento, El Oráculo insiste: Ser El Elegido es igual que estar enamorado: nadie te dice si lo estás, sólo lo sabes. Al cien por cien, de la cabeza a los pies.
Pero Neo, que todavía debe aprender esa lección, no reacciona. Y entonces la escena se torna cómica, cuando la buena mujer –consciente de las actuales limitaciones de su visitante- comienza a chequearle la boca, los ojos y las manos, para concluir con aquello que Neo tiene en su dubitativa mente: No eres El Elegido. Ella se ha limitado a ser el soporte de sus inseguridades. Él se sonríe. Después de todo, Morfeo casi lo había convencido.
El Oráculo aprecia cierto pesar en Neo, y se propone ayudarlo a descubrir lo que es competencia exclusiva suya. Para ello lo introduce en la prueba definitiva, la que lo hará trascender y, cómo no, disipar las dudas que lo torturan.
-Morfeo cree en ti, Neo. Y nadie, ni tú, ni siquiera yo, le convencería de lo contrario. Él cree, ciegamente, que va a sacrificar su vida para salvar la tuya. Vas a tener que tomar una decisión. Vas a tener la vida de Morfeo en una mano, y en la otra tendrás la tuya. Uno de los dos tiene que morir. Quien sea dependerá de ti.
Así es. De hecho, Morfeo ya ha sacrificado toda su vida en una búsqueda que no puede, por justicia, resultar infructuosa. Es la lucha y la espera de los que creen que la culminación de la historia humana es la ansiada justicia. Y en esa suprema aspiración, Thomas Anderson, el hombre que debe romper con los límites, tiene algo que decir.
Tiene la última palabra a la hora de decidir quién merece perecer: el señor Anderson o Neo-Morfeo. O lo que es igual: el ego temeroso e incrédulo o el alma que necesita trascender y liberarse; una elección que debe tomar no sólo pensando en él mismo, sino en los que necesitan de su fuerza para despertar. En resolver correctamente ese dilema está la amorosa prueba que dignifica a los buscadores de la evolución.
Porque el amor con lazos sanguíneos está condicionado por la tradición social y el apego, y no prueba el desprendimiento. Y el remunerado amor de pareja, tan ciego como gratificante, está privado de ese sentido de la ofrenda.
Ya lo dijo el Cristo: No hay amor más grande que el de dar la vida por sus amigos (1). ¿Por qué? Porque se entrega todo y no se recibe nada.

LA PRUEBA

La traición de Cifra comienza a desarrollarse, siendo la raíz de la prueba que Neo debe superar para definirse en el plano evolutivo. Cuando Morfeo, Trinity, Neo, Ratón y Cifra, se proponen abandonar Matrix de regreso a la nave, empiezan los problemas. Gracias a la inestimable ayuda aportada por Cifra, los agentes de Smith asaltan a los miembros de la Resistencia, y el primero en morir durante la encerrona es Ratón. Mientras, Morfeo trata de mantener a salvo a Neo, para lo cual se enfrenta directamente con Smith, que logra apresarlo. Simultáneamente, como era de esperar, Cifra huye y regresa a la Nabucodonosor en solitario.
Los siguientes en regresar deben ser Neo y Trinity, pero es entonces cuando el conspirador dispara contra Tanque -el encargado de llevar a cabo la operación- y el retorno a la nave se ve frustrado. Cifra está exultante, y se muestra tal como es, burlándose de Morfeo y su idealismo. Al fin y al cabo, el personaje del desleal no hace sino representar a las entidades que supuestamente (según los textos antiguos) boicotearon el plan diseñado para la Tierra por el universo. De hecho, aludiendo a esos supuestos ángeles rebeldes, dice: No me odies, Trinity, sólo soy un mensajero (ángel = mensajero).
Cifra es el portavoz del demiurgo oscuro que crea Matrix; también del ignorante feliz, el que prefiere la comodidad de la pereza espiritual a la lucha por la libertad. Por consiguiente, no debe extrañarnos que estando solo en la nave se proponga acabar con la vida de los que fueron sus compañeros, inmóviles e indefensos mientras estén en Matrix. El primer elegido para morir es Apoc, que cae desplomado al suelo. Acto seguido le llega el turno a Interruptor. El siguiente al que se propone matar es, precisamente, Neo.
-Si Neo es El Elegido –dice Cifra a Trinity- debería ocurrir una especie de milagro que me detuviera.
En esos interminables segundos de tensión la chica reconoce que, en efecto, cree que Neo es El Elegido. Lo cree su corazón. Su afirmación está enfrentándose –literalmente- con el propósito de su enemigo. ¿Se equivoca Trinity respecto de Neo? No.
El milagro esperado se llama Tanque, que está herido y se encara con el asesino, matándole. A pesar de todo sigue habiendo lugar para la esperanza, ya que Trinity y Neo han logrado regresar a la nave. Ahora lo importante es rescatar a Morfeo, que está en manos de Smith, quien pretende penetrar en su mente y extraer sus valiosos secretos. En definitiva: si Morfeo cae, la esperanza de acabar con Matrix habrá desaparecido para siempre.
Esta dramática coyuntura, en la que Neo tiene en sus manos reingresar en el sistema para salvar a Morfeo, es el escenario que El Oráculo anunció al inseguro señor Anderson. No puede ser una simple coincidencia. Neo no se lo piensa dos veces: regresará a por su amigo. Después de todo él no es El Elegido, no tiene una labor que realizar. Puede que Morfeo se equivocase cuando lo identificó como aquel al que todos esperan, pero al menos intentará salvarle la vida. Así debe ser. La prueba de trascendencia debe ser afrontada desde la fría incertidumbre, desde la creencia de que se lucha a riesgo de perder, desde la idea de morir para salvar, al menos, una vida.
Neo ingresa en Matrix, pero no estará solo. Trinity lo acompaña; Morfeo es su amigo, y nadie podrá evitar que vaya en su ayuda. Esa decisión no debe ser cuestionada por nadie, ni siquiera Neo. Es una cuestión de principios, de lealtad hacia su mentor. De este modo, juntos, Trinity y Neo regresan a Matrix, más peligrosa que nunca, con el único propósito de liberar a Morfeo.
La lucha es ardua, los agentes se muestran combativos, pero el rescate es un éxito; aunque no será completo, porque mientras Morfeo marcha con Trinity a la Nabucodonosor, Neo habrá de enfrentarse en solitario con un Smith desafiante, enérgico y rotundo en sus golpes. El combate entre rivales absolutamente opuestos es determinante. Será concluyente para saber si, tal como Morfeo y Trinity han creído ciegamente, Thomas Anderson es El Elegido o, por contra, un simple hacker con mucho talento.
El escenario de la lucha no puede ser sino aquella habitación 303 del Hotel Heart, precisamente donde Trinity dejó saber a Cifra que, en efecto, le gustaba observar al desorientado señor Anderson.
Ahora, el mismo Neo que resolvió sus inseguridades entregando la vida por la causa de la esperanza, por lealtad a Morfeo y su ideal libertador, se encuentra con que el agente Smith le está apuntando -al corazón- con un arma de fuego. El momento fatal, el instante en que el gatillo es apretado, llega inevitable: una ráfaga de disparos abate a Neo, que se derrumba hasta la muerte.

VICTORIA

El reconocimiento de la esencia femenina no es sino aceptar que sin ella, sea dentro, sea fuera, no se está completo. Ese reconocimiento conlleva asumirla e integrarla en la experiencia propia, haciéndose partícipe del arquetipo de la creadora, que nos habla de saber crear, saber morir, saber renacer. Esa esencia, en el varón como en la mujer, nos susurra que gestar es cosa de dos, que engendrar no es sólo procrear, sino que es labor de años.
¿Y si la incapacidad del varón por comprender la sensibilidad que reside en lo femenino, se tradujo en suplir su voluntad de conocer e integrar, por un afán de conquistar y doblegar, tratando así de ocultar sus insuficiencias?
¿Y si desplegó su poder sobre toda la materia conocida, ejerciendo como guardián y señor de ella, para acallar con bagatelas la voz femenina que le exigía respeto a lo invisible, por encima de veneración a lo físico?
¿No será que el destructivo historial dominador del hombre es el reflejo de su inseguridad, de su complejo de inferioridad, hasta tal punto creído que ha necesitado subyugar a la mujer?
Con esa fractura, en la que la mujer y lo femenino quedaron relegados al cuarto trastero, la cocina y la cama, el varón se coronó como dios del mundo, dando forma a millones de creaciones carentes de la más elemental chispa de Vida. Porque la Vida, el alma de las cosas, reside en la perspectiva femenina. Con esa extraordinaria visión, una mirada es más que una mirada, una rosa es más que una rosa, un roce es más que un roce…
Acusadas de debilidad intelectual, tratadas como propiedad que se compra, definitivamente, las mujeres no precisan de preceptor que las tutele. Ni ellas ni ellos precisan de dioses de hojalata que los dirija. El amor ha acabado por sonar como una palabra ridícula, pero se basta y se sobra para colmar las necesidades universales del ser humano, hasta hoy borracho de deidades, prejuicios, excusas e ignorancia.
Todo eso es lo que trata de decirnos, o a mí me lo parece, Trinity.
Ella ha visto cómo Neo ha muerto a manos de Matrix. La chica, como una moderna, indócil, rebelde Magdalena, sabe del poder del amor. También Graham Hess, Cleveland Heep, Jade, conocen esos misterios y su poder sanador.
-Ya no tengo miedo –susurra Trinity a Neo. Siempre susurros…-. El Oráculo me dijo que me enamoraría de un hombre que sería El Elegido. Así que no puedes estar muerto. No puedes, porque yo te quiero. ¿Me oyes? Te quiero.
Y lo besa. Porque en esta fábula la muerte no es física, sino espiritual. Por eso lo besa, porque sabe que gracias a su aliento de Vida, él renacerá. Al fin y al cabo, ella debía superar el miedo a equivocarse, el temor a confiar en su intuición.
Ahora que Trinity ha vencido en su psique, Neo debe renacer. En efecto, Neo se levanta en silencio. Ya no existe el señor Anderson. Las balas que antes lo condujeron a la muerte, ahora -que sabe del amor de su complemento, Trinity- ni lo rozan.
Porque los proyectiles que Neo paraliza y caen al suelo son la tendencia a la manipulación, la inconsciencia, la indecisión, el miedo al miedo. El silencio de Neo expresa su comprensión.
Decía el filósofo acerca del silencio: Cada uno, cuando ha terminado de servir en todos los trabajos, llega a la más alta cima del esfuerzo. Más allá de todos los trabajos, él no lucha ya, no grita ya, madura del todo, silenciosamente, indestructiblemente, con el Universo (2).
Así parece sentirse Neo. Los ojos cerrados permiten que su mente fluya libre, sin más interferencias de imágenes externas. Ha vencido.
Las últimas palabras de esta narración las pronuncia El Elegido:
-Sé que estáis ahí. Ahora puedo sentiros. Sé que tenéis miedo. Nos teméis. Teméis el cambio. No conozco el futuro. No vengo a deciros cómo va a terminar esto. Vengo a deciros cómo va a comenzar. Voy a colgar. Y contaré a esta gente lo que no queréis que vean. Les mostraré un mundo sin vosotros. Un mundo sin reglas ni controles, sin fronteras ni límites. Un mundo donde todo es posible. Lo que ocurra después es decisión que queda en vuestras manos.
Y no hay mucho más que añadir.

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